Creíamos que Morena tropezó con una piedra cuando eligió para la Comisión de los Derechos Humanos a Rosario Piedra.
Se equivocó AMLO, creíamos. La puso ahí por su heroica estirpe —ser hija de Rosario Ibarra de Piedra— y se equivocó. La señora Piedra no supo defender a las personas sin poder del Poder, que es la misión de la comisión.
En los hechos, la señora Piedra protegió más bien al Poder, inutilizando la comisión inventada para mantenerlo a raya.
Reclamos de mujeres indígenas que fueron violentadas por soldados quedaron sin respuesta de la señora Piedra, no fuera a molestarse el ejército.
Reclamos de pequeños agricultores cuya propiedad fue incendiada por los hombres de las metralletas, quedaron sin respuesta de la señora Piedra, no fuera a molestarse la Guardia Nacional.
Se hizo voz popular entre los periodistas que si una tenía atrás, acosándola, respirándole en el cuello, a algún poderoso, un político, un empresario, no tenía ni caso visitar a la señora Piedra.
No haría nada.
Y no solo es una apreciación derivada de anécdotas. Los números finales de su gestión son elocuentes.
Según cifras de la misma institución, la CNDH de la señora Piedra recibió durante el sexenio 82 mil 626 reclamos y sólo emitió 1 mil 270 recomendaciones. Es decir, el 1.5%.
Pero resulta que no, no se trató de un error de AMLO o de Morena.
Al ratificarla esta semana en el Senado por otro periodo, lo que Morena admite es su decisión de inutilizar cualquier órgano ciudadano que se le plante enfrente.
Es decir, Morena declara que prefiere hacer y deshacer sin vigilantes.
Mala señal para la reforma judicial que se aproxima.
¿Tendremos que leer la próxima elección de jueces en esa clave?
Es decir, ¿se manipulará la elección de forma que ganen los afines al gobierno y su partido —y no los mejores y más imparciales?
¿Resultará un Poder Judicial que será un instrumento más de Morena y no impartirá justicia?
De probarse lo último, la Izquierda estará en graves problemas.
Significará que en la ardorosa lucha interna entre puros y oportunistas, han ganado los segundos. Se han apropiado de la narrativa interna y los puros son ahora los que lo siguen a los cínicos, crédulos de que van más rápido y fácil.
Los cínicos. Los codiciosos. Los que mienten al hablar con un discurso de altas miras, porque son chaparros.
Los que traicionan a la gente, en especial a las víctimas del Poder. Los que quieren diez años más de Izquierda porque son en secreto de Derecha.
Los que mienten al decir: No mentir, no robar, no traicionar.
Los que no ganan ni una sola elección popular porque la gente les nota la chaparrez, pero se apropian del poder derivado de la elección.
Para desgracia de la Izquierda, la Historia la recorren los que sostienen el horizonte en la mirada.
Si Morena se ganó la confianza de la gente de a pie representando sus intereses sobre el de las élites, perderá la confianza de la gente si una y otra vez tropieza con la piedra del cinismo y sus resultados son falsos.
Y con ello, habrá perdido la oportunidad de hacer Historia.