Es común en las democracias que los medios comerciales convivan con los medios públicos. Lo inusual es que en nuestro país los medios comerciales viven del gobierno: la mayor entrada de dinero de la que gozan proviene del gobierno en turno.

Por lo que en adelante aparecerán en este texto como medios “comerciales”.

El gobierno de Enrique Peña Nieto le entregó al conjunto de los medios “comerciales” la asombrosa cantidad de 56 mil millones de pesos durante su sexenio. El presidente López Obrador, ya lo sabrá el lector, la lectora, decidió no depender de esos medios para comunicar las acciones de su gobierno, sino hablar directamente con la gente a través de sus conferencias mañaneras. Con todo, siguió dándoles 1/3 de lo que Peña les daba. Y que será probablemente la misma cantidad que el actual gobierno les seguirá dando.

A su conjunto, y durante su sexenio, el gobierno de AMLO les dio 18 mil millones de pesos.

Una friolera, que se repartió así.

Televisa, el más beneficiado, 1 mil 858 millones de pesos. TV Azteca, 1 mil 278 mdp. La Jornada, 1 mil 304 mdp. Grupo Milenio, 787 mdp. Grupo Fórmula, 437 mdp.

Se preguntará el lector, la lectora, qué le dieron esos medios “comerciales” a cambio de esas millonadas a los gobiernos.

Bueno, esta escribana se dilatará algunos párrafos para explicarlo.

Oficialmente, los pagos son por “publicidad”, es decir por anuncios donde el gobierno relata sus acciones benéficas, igual que Colgate-Palmolive en sus anuncios habla de las virtudes de sus jabones y pastas de dientes.

Realmente, y como es consabido y ya una longeva tradición, los gobiernos pagan algo más. Una línea editorial positiva hacia el gobierno.

Y si con Peña Nieto los medios “comerciales” cumplieron su parte y fueron positivos y hasta entusiastas con el presidente, con el gobierno de AMLO fueron no solo negativos, se volvieron de facto la Oposición. De sus mesas “de análisis” irradió al país la narrativa que luego el PRIAN asumiría íntegra y sin modificaciones. Y en el actual de Claudia Sheinbaum —si omitimos el caso del periódico La Jornada—, aún si no son ya la Oposición, le son francamente adversos a la presidenta.

Álvaro Cueva, nuestro mejor crítico de medios, lo ha diagnosticado así: hoy por hoy en sus noticiarios “casi todo es nota roja”: muertes, balazos, incendios: violencia. Eso al mismo tiempo que los gobiernos de Izquierda (el federal y los estatales) han padecido de “un cerco informativo”: sus acciones positivas no se cuelan ni de milagro a las noticias.

Y en el marco de los programas de opinión, la situación actual es bizarra. En promedio, aparecen 3 voceros del neoliberalismo por cada vocero de la Izquierda: un retrato al revés de lo que registran las encuestas que sucede en la calle, donde por cada 1 elector de la derecha hay 3 de la Izquierda.

Es decir, lo que ocurre en las pantallas es una dramatización falsa de los humores del país: se retrata a una Izquierda asediada por críticos que rechazan por principio el mero modelo de Izquierda del actual gobierno.

El despropósito del subsidio a los medios “comerciales” se transparenta aún más cuando se observa que por Ley a los únicos medios que el gobierno sí tiene la obligación de subsidiar es a los medios públicos, a los que les ha encargado la misión de ser un contrapeso de la narrativa anti-Izquierda de los medios gigantes --y para tal hazaña, provee al conjunto de los medios públicos (4 televisoras pequeñas y una radiodifusora) un presupuesto pequeño.

700 millones de pesos anuales. Proyectado a 6 años, 4 mil 200 mdp. Alrededor de 1/5 de lo que dará a los medios “comerciales”.

Es decir, el gobierno opera su gasto en comunicación como un estratega masoquista.

Subsidia a los medios “comerciales” con millonadas y luego, para contrarrestar la mala prensa que estos gigantes despliegan, subsidia a los medios públicos con 1/5 parte de dinero.

El próximo domingo seguiré irritando a muchos con el desglose de este sinsentido, pero termino esta columna con una idea radical.

¿No será tiempo de que en México los medios “comerciales” pierdan las comillas y sean de verdad medios comerciales?

Que sean medios que gocen de una absoluta libertad de expresión pero se mantengan no de subsidios, sino de su talento para capturar la atención de las audiencias.

Tal hacen los medios comerciales en democracias menos enredadas por la corrupción y la simulación que la nuestra.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS