Uno. Los pobres votaron mayoritariamente por la 4T porque —cómo lo admitió adolorida una analista en la TV —les gusta recibir el dinero de las ayudas sociales y —oh epifanía— al gastar ese dinero, han notado cómo la economía de sus comunidades mejora.
Mire Sabina —me dijo Claudia Chávez de Rosarito, Baja California— a mi vecina le dieron "Cambia tu casa", 35 mil pesos, le pagó a su sobrino albañil por hacer las mejoras, él le dió el dinero a su esposa para surtir la tiendita y comprar un refrigerador comercial, y al año ella, su esposo y mi vecina compraron un carro, que ruletean como taxi. Todos ganamos.
Dos. Pero las ayudas sociales no explican el voto mayoritario de las clases medias por la 4T.
Lo explica las mejoras laborales durante el sexenio. Los salarios en general subieron 30%. 20 millones de personas que viven del salario mínimo lo vieron doblarse. Se reglamentó el outsourcing, en el que trabajan otros tantos millones. Y el desempleo está en 4%.
Tres. Y eso a su vez explica que los ricos —y esta fue la mayor sorpresa de la elección— también votaron en su mayoría por la 4T.
Gracias al flujo de dinero en las otras clases y a la derrama por la construcción de grandes obras públicas, los ricos se enriquecieron más.
Slim y Larrea, dos botones de muestra, doblaron sus fortunas este sexenio.
Cuatro. Es decir, la política económica de la Izquierda —primero los pobres por el Bien de todos— probó que es mejor que la neoliberal.
Lo que a su vez significa que la idea neoliberal de que privatizar los Bienes Comunes beneficia al final de cuentas a todos, está muerta y sepultada en México.
Cinco. Y eso a pesar de los 6 años de bla bla bla de los opinólogos de los Medios Preponderantes Comerciales, siempre en contra de cada acción de la 4T.
Resultó que 2 de cada 3 electores estuvieron informándose por otros medios —y que una generación de opinadores ha perdido su influencia masiva.
Seis. Además, casi 2/3 partes de los electores votaron por el Plan C: es decir, por darle a la 4T una mayoría calificada en el Congreso: es decir, votaron para que pasen las reformas que el Congreso dividido obstruyó, más otras tantas que vendrán uno tras otra.
Mire Sabina —me dijo un magnate dueño de hoteles, una margarita de guanábana en la mano, en el cielo 5 pelícanos planeando sobre el mar verde azul —resulta que sí podrá reformarse el Sistema de Justicia de porquería que nos extorsiona a todos.
El miedo al cambio se ha transformado en un deseo colectivo de que más cosas cambien —y pronto.
Ese ánimo también ganó en esta pasada elección.
Siete. Desnuda, me alzaba del piso flotando y planeaba con los brazos abiertos sobre la ciudad de México con un solo mantra retumbando entre mis sienes.
—Ganamos, ganamos, por fin la Izquierda ganó el combate de las ideas.
Me lo cuenta Paloma, veterana de cien marchas de la Izquierda, sobreviviente del Halconazo y del Plantón en Avenida Reforma.
Y es verdad, las elecciones recién sucedidas mostraron que hoy 2 de cada 3 electores creen que la misión del gobierno es preservar y construir Bienes Comunes. Trenes. Utopías. Escuelas. Condiciones económicas comunes.
Ocho. ¿Cuáles son los monstruos que pueden devorarse a la 4T?
El mayor está dentro de su propio intestino: su Corrupción interna.
Nueve y final. Soñé que me hablaba por teléfono Claudia y me ordenaba: Bueno, Rogelio, ahora, como nosotros ganamos, te pido que te retires con tu esposa e hijos a los cuartos de las sirvientas al fondo de tu departamento, porque van a llegar cuatro familias de la 4T a ocupar las habitaciones principales. ¿Cómo interpreta mi sueño, doctora?
Muy fácil, responde la sicoanalista desde atrás del diván del neurótico. Interpreto que te sientes muy solo.