El Club de los periodistas enojados nos reunimos en el restaurante Kafka de la colonia Condesa, para nuestro concurso semanal de Origami.

Ya lo sabe el lector, la lectora, el Origami es el antiquísimo arte japonés de hacer de una hoja de papel delgado prodigios: una garza, un cocodrilo, una mariposa que al soltarse en el aire, de verdad aletea y vuela.

Luego de los saludos afectuosos, y de catearnos unos a los otros para confirmar que no lleváramos celulares, subimos al segundo piso y nos sentamos a la gran mesa ovalada donde nos esperaban nuestros instrumentos.

Ante cada silla una pila de periódicos recientes, una gran tijera, una tijerita para cortar uñas, ruedas de durex, botellas de resistol.

Tomamos asiento.

De pie a la cabecera de la mesa, nuestro presidente nos dirigió unas groserías. Ya había anotado yo que estamos muy enojados, y eso desde hace siete años.

Una vez concluidos sus insultos, nuestro presidente anunció la noticia que deberíamos trabajar esa noche.

Adán Augusto será investigado por el gobierno.

Una noticia hasta ayer considerada positiva por los ciudadanos del país, puesto que parece revelar que el gobierno de Claudia Sheinbaum ha roto el pacto de impunidad con sus altos burócratas.

Los meseros, con filipinas y guantes blancos, colocaron ante cada periodista un litro de mezcal y un vasito.

Cronómetro en mano, nuestro gordo y alto presidente anunció:

—Tienen 30 minutos. En sus marcas, listos… fuera.

Y empezamos a trabajar febrilmente.

Tijeretazos, durex estirándose, mucho revoloteo de papel periódico, grandes onomatopeyas e hipérboles.

—Guau. Puf. Ay. Dictadura. Ups.

Y en los últimos minutos, el trabajo fino y silencioso: las tijeritas para uñas recortando oraciones y palabras, incluso una sola letra, y el resistol cayendo a gotas para recolocar esos diminutos detalles.

Estos son los primeros lugares.

Quinto lugar.

Omar Harfuch desafía a la presidenta

Reseña de cómo el secretario de Seguridad Omar Harfuch fue quien decidió investigar los pecados de Adán Augusto, en flagrante traición a su jefa, la débil presidenta Claudia Sheinbaum.

Claudia se lo prohibió en una junta del gabinete de seguridad, alzando el puño; Harfuch se alzó en pie, juró obediencia y se cuadró; pero al día siguiente inició su embate para destruir a Adán.

Fuente: muy secreta.

Cuarto lugar.

El hachazo al centro de la 4T

Un reportaje por medio de drones del rancho La Chingada, donde el expresidente López Obrador recibió bajo un ahuehuete centenario a Adán Augusto.

El expresidente, vestido en guayabera y pantalones cortos, abrazó a su mejor amigo de la vida, también en bermudas, y le dijo al oído:

—No te preocupes mi hermano, ninguna mujer podrá separarnos. Vamos a tumbarla.

Fuentes: Arial 14, News Roman 12, Calibri.

Segundo lugar.

Claudia rodeada de enemigos

Reportaje de una cena secreta de funcionarios de segundo nivel en que hablaron de otra cena de secretarios de Estado donde uno de ellos contó que en Houston cenó con un agente del FBI que le confió que Claudia será entregada al secretario de Estado norteamericano Marco Rubio en diciembre de este año, en calidad de jefa nacional del narcotráfico.

Se prevé que Claudia irá en mono anaranjado y con las muñecas al frente esposadas.

Incluso se incluyó la fotografía que la muestra así, esposada y llorando, con su marido matemático caminando tras ella con rostro de tragedia.

Fuente: Adán Augusto López.

Primer lugar.

Hoy es ayer

Ensayo filosófico que demuestra que Morena es el PRI y cuanto hoy vivimos sucedió hace 25 años.

Sin fuentes.

Bastaron 5 vasitos de mezcal bebidos uno tras otro por nuestro compañero editorialista para que, entre risas amargas y lágrimas saladas, se soltara a escribir sobre el mantel su trágica tesis que lo explica todo, todo, todo, ya con el mero título.

—Presidente –levantó el dedo un director de periódico—, faltó de otorgarse el tercer lugar.

—Cállate –le contestó el presidente.

Los meseros de guantes blancos ingresaron en fila al apartado con bandejas de plata: en cada bandeja una medalla de papel oro.

Nuestro presidente lamió con su gran lengua cada medalla de papel oro y la colocó en la frente de cada premiado, a manera de un tercer ojo.

Y luego nos despedimos entre abrazos y besos en las mejillas, cansados pero satisfechos.

Por desgracia hubo una pequeña disputa a la hora de vestirse los abrigos en la puerta de salida del restaurante Kafka.

Resulta que Loret acusó a Malvido de robarse una tijera y Malvido en un movimiento inesperado y violentísimo le clavó la tijera en el estómago, al grito de:

—¡¿Cuál tijera, mentiroso?! ¡¡Hoy no había tijeras, difamador!!

Por mi parte, yo salí a la noche abierta, sostuve entre dos dedos mi mariposa hecha de papel periódico hacia las estrellas, y la lancé…

Zac zac zac batió sus alas grises mientras ascendía…

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