Tuvieron el tiempo suficiente para prepararse para la llegada de Trump a la Casa Blanca y sin embargo no lo hicieron. El oficialismo nos tiene de rodillas frente a ese adversario y hoy nos pide unidad nacional. Su política permisiva frente al crimen organizado durante seis años, la incidencia en la política por parte del narcotráfico y la incompetencia para atender los temas comerciales y de migración colocan a nuestro país en una franca vulnerabilidad frente a un personaje que está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de obtener sus objetivos. De eso sabemos bien las y los mexicanos. No creyeron, no previnieron. Y los mismos que apenas ayer descalificaban, insultaban y excluían a quienes no piensan igual, hoy se llenan la boca con llamados a la unidad. A pesar de las amenazas de Trump convertidas en decretos, continuaron por el mismo camino que tanto ha dividido y polarizado a México. Siguieron con el desmantelamiento del poder judicial, violando literalmente el procedimiento que ellos mismos se dieron en la Constitución. La violencia continúa en una espiral ascendente y aunque pretenden engañarnos maquillando cifras de homicidios, no pueden ocultar que las desapariciones se han incrementado. El sistema de salud pública colapsado y la economía con cifras de crecimiento muy por debajo de las de sexenios previos al morenismo, por citar algunos ejemplos.

Desde luego que con México hay que cerrar filas. Pero le corresponde al gobierno hacerlo primero. Sí. Cerrar filas con las y los miembros del poder judicial que han sido pisoteados frenando un proceso que solo tiene como objetivo apoderarse del mismo. Cerrar filas con las madres buscadoras que, con su búsqueda incansable, han demostrado que nuestro país es una fosa común. Cerrar filas con el pueblo de Sinaloa harto de vivir en la violencia y con un gobernador inepto e indolente. Cerrar filas con las y los niños que no tienen medicamentos para el cáncer o que son asesinados víctimas de la ola de violencia. Cerrar filas con el personal de salud que hoy clama a gritos que no tiene lo suficiente para atender a la población. Cerrar filas para combatir al narcotráfico, ese enemigo que tiene a nuestro país postrado, ensangrentado. Cerrar filas y fortalecer al país recomponiendo instituciones hoy destruidas como el INAI y los organismos autónomos. Cerrar filas devolviendo al INE y al Tribunal Electoral su dignidad e independencia. Cerrar filas con las familias mexicanas disminuyendo el precio de las gasolinas y favoreciendo la competencia para que las tortillas y los productos básicos cuesten menos. Cerrar filas con las y los trabajadores respetando el ahorro para la vivienda en el Infonavit. Cerrar filas con las mujeres recuperando escuelas de tiempo completo, estancias infantiles y comedores comunitarios y reconociendo el trabajo que realizan en el hogar. Cerrar filas gobernando que es algo más que hacer propaganda. En fin, cerrar filas con las víctimas y abrir el diálogo con la oposición para caminar en la reconciliación que tanta falta le hace a México y así enfrentar los desafíos que hoy tenemos. La duda es si tienen la estatura para eso. Al tiempo.

Política mexicana y feminista

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