Laura Carrera, feminista y experta en muchos temas, me dijo algo en año nuevo que me dejó pensando: hay que cuidarnos y cuidar a México.
Retomo esta frase como propósito para este tan importante 2024.
Hoy más que nunca tenemos que cuidar a nuestro país. Cuidar a nuestra democracia y a las instituciones que la resguardan. Cuidar como un tesoro la división de poderes, la autonomía de estos y el papel crucial que tienen que jugar como contrapesos. Cuidar a la Suprema Corte que pretende ser colonizada y anulada como garante de la legalidad. Cuidar a nuestra Constitución porque sin Estado de Derecho no se garantiza la democracia ni un Estado de derechos. Cuidar a la República porque los principios de libertad, igualdad, y solidaridad se encuentran amenazados.
No se puede hablar de libertad si se quiere instaurar un régimen de partido hegemónico, censurar y perseguir a las y los que piensan diferente y mucho menos por la presencia inequívoca del crimen organizado en gran parte del territorio nacional.
La República es de iguales o no lo es y no se construye igualdad a partir de conformar clientelas y condicionar apoyos sociales. Mucho menos con la idea de que es mejor mantener a la gente en la pobreza. Y en un país dividido, confrontado y polarizado lo que menos hay es fraternidad. Hemos perdido la capacidad de asombro, de indignación y de ser solidarios con los demás y eso no nos hace mejores personas ni mejores ciudadanos que es lo que México necesita.
Cuidar el respeto a los derechos humanos y a los principios básicos de presunción de inocencia y debido proceso consagrados en nuestra Carta Magna, pues hoy son vulnerados por una justicia selectiva, utilizada con fines políticos o electorales. Cuidar a las mujeres porque todos los días tienen miedo de ser acosadas, violentadas o asesinadas, porque no se sienten seguras ni en la calle ni en la casa, porque les da pavor que sus hijos e hijas no regresen al hogar. Cuidar a las y los jóvenes porque los están matando, porque son objeto de la extorsión y del reclutamiento forzado por parte del crimen organizado, cuando deberían estar disfrutando de la vida y ejerciendo sus derechos. Cuidar a las y los niños porque sin acceso a la salud y a una educación de calidad no serán hombres y mujeres plenos el día de mañana. Cuidar la cultura, porque es factor de paz, de convivencia pacífica y de identidad. Cuidar a nuestros pueblos originarios que merecen el respeto irrestricto a sus tierras y patrimonio. Cuidar al medio ambiente porque las obras faraónicas, la apuesta por energías fósiles, el desordenado desarrollo urbano, la carencia de una política de cuidado del agua, lo comprometen cada día más. Cuidar a las fuerzas armadas porque se menoscaba su institucionalidad y se les otorgan cada vez más tareas que no les corresponden, militarizando con ello la vida nacional.
Toca, en fin, en este 2024 cuidar a México de la regresión y de la oscuridad. Nos han querido convencer de que la pelea está perdida. De que ya no hay nada que hacer para evitar que se siga por el camino del deterioro y la tragedia. Pero eso es falso. La fe mueve montañas. Somos millones de manos y de corazones que creemos firmemente que México merece más, mucho más.