El nombramiento del nuevo Papa presagia una posible continuidad del legado del papa Francisco. Aunque nació y creció en EU, ha ejercido su ministerio en Perú por muchos años y formalmente adquirió esa nacionalidad.

La primera buena señal, es que una regla no escrita que consistía en evitar nombrar un Papa norteamericano, como forma de fortalecer la independencia de la Iglesia respecto a la gran potencia, se ha superado con creces, pues Mons. Prevost es un crítico abierto de las políticas antimigrantes de Trump.

Y es que siendo de muy pocas palabras en redes sociales, hace apenas tres meses posteó: “J. D. Vance está equivocado: Jesús no nos pide estratificar nuestro amor por los demás” (https://x.com/drprevost/status/1886469097560719594).

Este post en X (antes Twitter) además cita un texto de una mujer comunicadora latina que desmonta con argumentos muy serios y equilibrados la pretensión de atribuir al cristianismo un “ranking” para cumplir con el mandamiento del “amor al prójimo”, empezando por lo más cercano. Es una respuesta contundente a la pretensión del pensamiento “MAGA” de dar fundamento bíblico y justificación religiosa a las acciones contra los migrantes y sus discursos de odio y mentiras.

Esa posición es buena para México, para América Latina y para defender los derechos de personas migrantes en todo el mundo. El nombre seleccionado por el nuevo Papa también puede ser buena señal. Lo vincula a León XIII, iniciador de la doctrina social de la Iglesia, pues su encíclica Rerum Novarum (1891) inauguró el abordaje de los temas producto de la revolución industrial, la dignidad del trabajo, los derechos laborales, el sindicalismo. Esperamos que esto presagie continuidad con el pensamiento social del papa Francisco.

Todo indica que es una persona ortodoxa en lo doctrinal, puede ser bien aceptado por quienes tienen visiones conservadoras. Al mismo tiempo parece ser una persona que sabe “tejer puentes”, que escucha, que sabe unir en la pluralidad. Lo cual siempre será buena noticia en tiempos que la polarización gana tanto terreno y hace tanto daño.

También resulta interesante que en su juventud, el nuevo Papa haya estudiado la licenciatura en Matemáticas, antes de hacer estudios religiosos en maestría y doctorado.

Quizá lo más relevante es que se trata de un pastor, en el sentido más genuino de la palabra. Primero fue sacerdote misionero en diversas regiones de Perú y después de su servicio como superior de los Agustinos, fue nombrado Obispo de Chiclayo, comunidad a la cual sirvió de 2015 a 2023. Su nombramiento como cardenal es muy reciente (2023).

Finalmente una nota de humor, que nos compartió mi hijo Andrés y nos acerca a su talante personal. En plena pandemia, en mayo de 2020, Mons. Prevost repostea en X una caricatura donde Charlie Brown dice: “Pero Snoopy, hay mucha gente que es inteligente” y éste le contesta: “Claro que sí, pero la mayoría son asintómaticos”. Quien tiene humor y puede reir incluso en momentos trágicos tiene una espiritualidad humanizadora, es propio de quien cree en un Dios que quiere la felicidad y no el sufrimiento. Algo que Umberto Eco narra de manera brillante en la trama de fondo en El nombre de la rosa.

En lo personal, reitero mi conclusión de hace unos días: “Gracias al papa Francisco muchos recuperamos el impulso logrado por el Concilio Vaticano II, actualizado con nuevos retos y nuevas rutas. Confirmamos que la fe en Dios se vive como un impulso humanizador, que lo divino y lo sagrado es vivir y promover una vida, una sociedad y una Iglesia ‘cada vez más humanas’. Esa continuidad está en nuestras manos.” [La continuidad del Papa Francisco, EL UNIVERSAL 25/4/2025].

Analista de temas religiosos. @rghermosillo

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