Hay mitos que funcionan como mantra. Uno de ellos es que debe aumentar la productividad para poder incrementar salarios. Se usó como pretexto para contener el incremento al salario mínimo y ahora se esgrime para evitar la adopción del salario digno.
Desde un marco puramente conceptual, como teoría económica básica, sin contexto, sin otras variables en juego, la afirmación es cierta. Sin embargo, esa afirmación no puede convertirse en dogma, porque en la economía real depende de otras variables, especialmente del equilibrio previo entre factores de la producción.
Ese pequeño detalle del contexto cambia todo, pues en México tenemos un desequilibrio mayúsculo entre salarios y ganancias. Hay desequilibrio en la macroeconomía en su conjunto, en casi todos los sectores y ramas industriales y en la mayoría de las empresas, sobre todo en grandes y medianas.
Para comprender la magnitud del desequilibrio y por tanto del margen de mejora van unos datos:
1) En Estados Unidos, la economía del capitalismo más liberal, las ganancias representan el 42% del PIB y las remuneraciones el 54%. En países de Europa, las ganancias son alrededor de 40% y las remuneraciones 50%. Pero en México, la distribución está al revés, totalmente desequilibrada: las ganancias son el 65% y las remuneraciones sólo el 28%. (Datos OECD circa 2023).
2) En México, entre 2005 y 2015, la productividad se incrementó 1.7% anualmente en la manufactura mientras que los salarios permanecieron estancados. Peor aún en la industria automotriz, la productividad se duplicó y los salarios se redujeron en valor real (Mckinsey 2019, Latinamerican missing middles).
3) De 2003 a 2018, las tiendas departamentales y autoservicios casi duplicaron la diferencia entre valor agregado por persona respecto a la remuneración promedio por persona (Con datos INEGI, Censos económicos 2004 y 2019)
4) México tiene el salario promedio más bajo de la OCDE, incluso por debajo de Chile, Brasil y Costa Rica. A nivel mundial, ocupamos el lugar 70 de una lista de 87 países (datos OIT, circa 2022).
Este gran desequilibrio explica el margen de mejora que permitió el incremento de los salarios en los años recientes sin efectos negativos. De hecho, estoy seguro que todavía hay margen para subir los salarios más bajos y para llevarlos a un nivel de ingreso digno.
El contexto permite derrumbar el mito. Me atrevo a afirmar que la mejora de la productividad en México para muchas empresas y sectores económicos depende de reducir ese desequilibrio. En esas empresas y sectores funciona al revés del dogma: primero tienen que acabar con los salarios de pobreza para poder aumentar la productividad. (Por cierto, también les funcionaría para reducir la rotación y cubrir vacantes no cubiertas, entre otros beneficios).
De ahí que uno de los principios más valiosos de Vida Digna, la iniciativa por ingreso digno que promueven organismos empresariales, civiles y académicos, es que cada empresa, desde su propio contexto, mejore los salarios de acuerdo con su propio ritmo y posibilidad hasta lograr el monto de ingreso digno para quienes menos ganan.
Frente a las amenazas de Trump a nuestras exportaciones, urge ampliar el mercado interno. Las empresas que hoy pagan salarios de pobreza y cuentan con margen para subirlos pueden hacerlo cuanto antes. Entre ellas están las cadenas de supermercados y las grandes tiendas departamentales que además de ser grandes empleadoras y ostentarse como empresas socialmente responsables, viven del mercado interno, éstas deben hacerlo.
Consultor internacional en programas sociales.