La organización civil “México Cómo Vamos-MCV” informa que se redujo la pobreza laboral a 34%, contabilizando 44.2 millones de personas cuyo ingreso laboral es inferior al costo de la canasta alimentaria, es decir, abajo de la línea de pobreza extrema.

Sería el porcentaje más bajo desde 2005 cuando Coneval inició la serie. Pero en cantidad no es la incidencia más baja, pues en 2007 se contabilizaban 38 millones de personas, 6 millones menos que ahora (34.7% de la población).

El indicador de “pobreza laboral” creado por Coneval sirve para dar seguimiento más frecuente a la “tendencia” de la pobreza, dado que la medición oficial completa se realizaba cada dos años.

Es uno de los productos informativos que están en riesgo por la eliminación del Coneval y el traspaso de sus funciones al Inegi. La transferencia quedó en el “limbo legislativo” (ver mi texto “Medir para mejorar” en EL UNIVERSAL 19/5/2025). Se agradece que desde la sociedad civil, MCV haya dado continuidad al cálculo, en espera de definiciones legislativas para contar con dato oficial.

El “índice de pobreza laboral” de Coneval es un indicador “proxy”, es decir una aproximación a las tendencias de la pobreza en el corto plazo. Conviene comprender la diferencia con la medición oficial. En la “pobreza laboral” se considera únicamente la dimensión de ingresos y solo contabiliza el ingreso laboral, en cambio en la medición oficial, se consideran, también las carencias sociales, así como todas las fuentes de ingreso. Es un error tramposo atribuirle algo de la reducción a “los programas de bienestar”, pues ni siquiera se considera ese ingreso.

Antes de echar las campanas a vuelo por la “reducción” es que este indicador refleja una condición extrema. En términos sencillos: a 44.2 millones de personas no les alcanza su ingreso laboral para comer. Son menos que hace meses, pero son muchos, es un tercio de la población. No es prudente festejar.

Resulta muy relevante saber exactamente qué mide este indicador para no crear nuevos “mitos”, con mas razón ahora que Coneval ya no existe. El indicador de “pobreza laboral” compara el ingreso laboral de los hogares —trabajen o no— con la línea de pobreza extrema y contabiliza el “porcentaje de población con ingreso inferior al costo de la canasta alimentaria”.

Este indicador de “pobreza laboral” es distinto al usado internacionalmente. En países desarrollados se les considera “working poor” cuando el ingreso laboral de quien trabaja es inferior al monto necesario para mantener una familia. Es decir compara el salario de quien trabaja con una canasta “familiar”.

Siguiendo este criterio internacional, el Observatorio de Trabajo Digno (OTD), ha medido el indicador “sin salario suficiente” desde fines de 2018, que mide el ingreso laboral respecto al costo de dos canastas básicas. Ese sería el “umbral” mínimo: poder mantener a quien trabaja y al menos a otra persona. Además es la situación promedio (un perceptor de ingreso por cada persona dependiente). El resultado 2025 es poco festejable: 55% de la personas ocupadas carecen de salario suficiente. Trabajan en “fábricas de pobreza”.

La raíz laboral de la pobreza debe ser reconocida y estos indicadores la visibilizan. Hay que insistir: Ningún programa social puede sustituir al trabajo como puerta de salida de la pobreza. Por eso es tan relevante la iniciativa empresarial por ingreso digno. Esperemos avance y cada vez haya más empresas que lo adopten.

Consultor internacional en programas sociales @rghermosillo

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