El ajuste al salario mínimo 2024 es una gran oportunidad para cerrar la distancia con el umbral de pobreza. Se requiere un incremento diferenciado: entre 15% y 22% al salario mínimo general (SMG) y 6.6% al salario mínimo fronterizo (SMF),

¿Es esto posible y adecuado? Por supuesto. Es posible y es indispensable. Ya se ha hecho y ha funcionado bien. El incremento diferenciado es necesario pues el SMG se ha venido rezagando respecto al SMF y está aún lejos del umbral de pobreza salarial.

Tenemos tres experiencias recientes de ajuste diferenciado a los SM sin efectos negativos. La primera fue la eliminación de las “zonas económicas” para 2013. La unificación de un SMG único representó un ajuste mayor para las zonas con SM menor.

En esta administración, el primer aumento diferenciado se dio en los SM 2019. En esa ocasión se creó el SMF y se aprobó su incremento ¡al doble (100%)! Mientras que el SMG, que aplica en el resto del país, se incremento 16% ese año. Esa decisión no tuvo efectos negativos.

Al año siguiente, también hubo un ajuste diferenciado, esta vez a favor del SMG, como se requiere para 2024. El SMF en 2020 subió únicamente el porcentaje por encima de la inflación: 5% y el SMG subió 20% y avanzó en su recuperación gradual.

Todo iba por buen camino, pero los aumentos generalizados abrieron la distancia e hicieron el piso más disparejo. La aprobación de los SM para 2021, 2022 y 2023 aplicaron un porcentaje igual, con lo cual se abrió la distancia entre SMG y SMF. De 2021 a 2023 el SMF subió más de 3,800 pesos al mes y el SMG solo 2,500 pesos. La brecha entre ambos ya es mayor a 100 pesos por día.

El ajuste diferenciado en 2024 es indispensable por razones de justicia social, de equidad y también por razones económicas.

El principio de justicia social tiene como uno de sus criterios “dar más a quien menos tiene”, es decir, equilibrar “subiendo” lo más bajo. Tratar “igual” a los desiguales solo agranda la distancia.

El criterio de equidad, tiene una referencia clara: Mientras que al SMG 2023 le faltan más de 2,300 por mes para cubrir el umbral de pobreza salarial, al SMF ya superó el monto por 820 pesos al mes.

Finalmente, también hay razones económicas. El SMF está llegando a un punto en que aumentos sustantivos resultan contraproducentes y perdemos competitividad, puede afectar la oportunidad abierta por el “nearshoring”. El SMF ya tiene un monto adecuado como mínimo, como “piso”. Debe haber mayor mejora salarial pero basada en la productividad y la competitividad. Los salarios dignos no se pueden imponer por decreto.

Resumiendo, hay que aplicar la experiencia de ajuste de los SM 2020. La propuesta para 2024 consiste en un incremento al menos de 15% y deseablemente de 22% para el SMG y aplicar poco más del porcentaje de inflación al SMF.

La fórmula sería 6.6% como porcentaje de referencia al conjunto de los SM. Y un ajuste mayor, sólo al SMG, con el monto independiente de recuperación, que podría fluctuar entre 17.42 y 31.95 pesos diarios.

Con un ajuste en estos términos, el SMG duplicaría su valor real en estos 6 años. Un logro de política pública, que ha sido respaldado y cubierto por quienes realmente pagan los salarios y sobre todo por quienes con su esfuerzo se los ganan.

Lograr salarios dignos requiere otra ruta basada en acuerdos que vinculen productividad y remuneraciones por empresa, rama y región. No es función de los SM.

Esa ruta es la tarea estratégica en lo laboral. Hay un nuevo impulso a ese debate gracias a un esfuerzo colaborativo plasmado en el libro: “¡Súbanle! Salario Digno. Propuestas para la prosperidad equitativa en México” de editorial Debate que se presenta en la FIL de Guadalajara el 30 de noviembre. Les invitamos.

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