J. Luis Sampedro H. jsampedro@cua.uam.mx
Luis Márquez B.
lmborbolla77@gmail.com
¿Cómo articular la demanda de conocimiento con la oferta creada en las instituciones de educación superior (IES)? Esta pregunta toma mayor relevancia en un contexto en el que las IES públicas han creado y acumulado acervos importantes de conocimiento a lo largo del tiempo. Cabe recordar que dos terceras partes de toda la inversión (aún insuficiente) en investigación y desarrollo experimental (I+D) que se realiza en este país lo ejecutan las IES y organizaciones del Estado. Sólo una tercera parte lo invierten los sectores productivos, mientras que, en otros contextos como Corea del Sur o Singapur, esta relación es inversa (data-explorer.oecd.org). Los resultados de la inversión en los proyectos de investigación se codifican en libros, artículos, ponencias, patentes, manuales, textos para docencia, etc., que sin duda son una forma valiosa de difusión académica del conocimiento.
La divulgación tiene un papel cada vez más valioso para movilizar el conocimiento a diversos públicos en un lenguaje y con prácticas asequibles. Otros mecanismos importantes de vinculación han sido las asesorías de las IES a empresas, capacitación, consultorías, movilidad de alumnado a través de servicio social o prácticas profesionales, pero se requieren más acciones colaborativas y de mayor alcance, tales como proyectos de I+D, licenciamiento/transferencia de tecnologías, fomento del emprendimiento académico, entre otros, para potenciar la innovación de manera sistémica y aumentar la productividad y competitividad.
Dada la magnitud de retos que enfrentan de manera particular las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), es necesaria una vinculación o movilización efectiva entre lo que se crea en las IES y lo que se requiere en la sociedad. No se trata de encontrar el hilo negro, hay diversos modelos implementados alrededor del mundo con buenas prácticas. Considerando el marco institucional, las estructuras organizacionales y las capacidades científicas y de gestión de las IES públicas, algunas actividades se deben fortalecer o rediseñar y prácticas importantes se deben ensayar.
La tarea no es fácil, para fomentar la movilización de conocimiento se requiere de un diseño institucional con reglas claras, una normatividad y regulación en sintonía entre los diferentes niveles, una estructura de incentivos adecuada para científicos,
académicos y alumnado, una estructura organizacional con recursos humanos y financieros suficientes que sustenten y gestionen los proyectos, una cultura que incorpore de manera estratégica y sistémica el valor del conocimiento y la innovación. También, es necesario articular la demanda de conocimiento de los potenciales beneficiarios con la oferta creada en las IES a través del diseño y fortalecimiento de organizaciones intermediarias (OI) como las Oficina de Transferencia Tecnológica (OTT) ¿Por qué son importantes estas OI?
Primero, una OI puede facilitar la colaboración entre los principales actores de una red de innovación, coadyuva a reducir las brechas de información proporcionando información sobre los beneficios que puede ofrecer cada actor superando las fallas sistémicas (Klerkx y Leeuwis, 2009). Estas OI pueden ser externas a las IES o bien estar integradas a las mismas, no hay un modelo único, su creación depende de las capacidades institucionales y organizacionales de las IES y del marco institucional que promueva su papel dentro de una red sistémica. Segundo, una de las actividades centrales de las OI radica en darle voz a los potenciales beneficiarios y traducir sus necesidades específicas en un problema concreto que puedan orientar estratégicamente a los científicos hacia el desarrollo de soluciones tecnológicas. Esto implica construir, por ejemplo, un lenguaje común entre las partes involucradas para que la retroalimentación sobre la identificación del problema y las posibles soluciones sean efectivas, así como otros mecanismos puente entre los actores relevantes.
Especial atención requiere la estructura de incentivos para la organización productiva. Para que funcione la vinculación es necesario hacer visibles los mecanismos para acercarse a las IES, hacer atractiva la tasa de retorno y minimizar los costos asociados. Por ejemplo, la OI puede ampliar el alcance de las soluciones tecnológicas a otras organizaciones productivas y reducir costos de transacción, de operación de un licenciamiento de tecnología.
En la Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa se han ensayado algunas buenas prácticas con resultados positivos como la colaboración con laboratorios mexicanos especializados en bio-farmacéutica. Asimismo, se han incluido soluciones desarrolladas en los laboratorios de esta universidad en la cadena productiva, protegidas con apoyo de la OTT y del área de propiedad intelectual de la universidad que han reducido costos de producción hasta en un 60%. Las OI son una forma de movilizar y valorizar el conocimiento creado en las IES en la esfera productiva, además de que refuerzan la importancia de la vinculación en la sociedad como un referente social importante.