Por: Araceli Cortés García y Aída Malpica Sánchez
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 subrayan la urgencia de que la educación superior forme profesionistas capaces de atender las problemáticas ambientales y sociales del país. La formación del biólogo en el manejo de recursos naturales no solo es una necesidad académica, sino una responsabilidad ante los desafíos que enfrenta México en materia de sostenibilidad y desarrollo.
En este contexto, los programas universitarios en Ciencias Biológicas y de la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco han buscado integrar metodologías que permitan a los estudiantes vincularse con situaciones reales y generar alternativas viables. Una estrategia clave ha sido la investigación formativa, que pone al estudiantado en contacto con diversas comunidades y sectores productivos, donde los estudiantes se adentran en sus necesidades con el objetivo de que se planteen preguntas de investigación y entiendan el entorno en los aspectos biológicos, ecológicos, sociales, económicos y políticos. Pues, al comprender las complejidades del entorno en el que trabajarán, pueden ofrecer alternativas de mejoras y en su caso de solución.
Un caso relevante es el de la acuicultura, sector conformado por productores que cultivan peces tanto para el consumo humano como, por ejemplo: trucha arcoíris, carpa desnuda o escamuda, tilapia, bagre, charal entre otras o aquellas especies ornamentales que son distribuidas en los principales mercados de acuariofilia de la CDMX. Algunos de estos productores ubicados principalmente en el centro del país, han establecido vínculos con la UAM-X y la Licenciatura en Biología acordando la colaboración de académicos, estudiantes y servidores sociales para diseñar estrategias de producción eficientes, para optimizar el uso del agua, prevenir enfermedades en las especies y desarrollar alternativas de alimentación sostenibles. Estas iniciativas han sido especialmente valiosas para pequeños productores que no cuentan con acceso a asesoría especializada y requieren soluciones prácticas para mejorar su actividad.
A pesar de los avances en este tipo de formación establecidos en el modelo educativo, persisten obstáculos que ponen en riesgo la preparación de los futuros profesionistas. Uno de los más significativos es la reducción del presupuesto universitario, que limita la posibilidad de realizar trabajo de campo, que es una parte esencial en la formación de biólogos. Sin acceso a los sitios de estudio, el estudiantado enfrenta dificultades para obtener las evidencias necesarias para emitir diagnósticos y dar alternativas del cuidado de los bienes y servicios ecosistémicos. Más allá de una cuestión académica, este problema tiene implicaciones directas en la capacidad del país para enfrentar retos ambientales y sociales. Sin profesionistas bien preparados en Ciencias Biológicas, la búsqueda de soluciones sostenibles se vuelve complicada, y con ello se pierde la oportunidad de impulsar modelos de desarrollo equilibrados. La educación, en este sentido, no solo debe ser vista como un derecho, sino como un pilar fundamental para el futuro del país.