La que le envió el Embajador Emérito Bernardo Sepúlveda al Canciller Marcelo Ebrard, es una carta impecable e implacable:

-La visita del Presidente López Obrador a Washington para entrevistarse con el Presidente Trump es altamente inconveniente para el interés nacional.

-No existe un fundamento político que explique una visita de esta naturaleza.

-Tampoco se justifica la oportunidad en momentos de un proceso electoral en Estados Unidos y en donde la asistencia del Presidente López Obrador a una ceremonia irrelevante se habrá de interpretar como un apoyo a la reelección del Presidente Trump.

-Los efectos políticos negativos que se producirán en México y en Estados Unidos serán perdurables.

-Si las elecciones fueran hoy, Trump las perdería; la encuesta del New York Times le da a Biden 14 puntos de ventaja.

-Si Biden gana la Presidencia, su antagonismo hacia México será evidente en las políticas bilaterales que adopte.

-Aunque Biden no sea el triunfador en la contienda presidencial, es muy probable que los demócratas mantengan su mayoría en la Cámara de Representantes y además controlen el Senado. De ser el caso, el Partido Demócrata se encargará de pasarle la factura política a México, con nefastas consecuencias.

-Pero si gana Biden la presidencia y el Partido Demócrata el Congreso (cosa muy probable) los próximos cuatro años del mandato del Presidente López Obrador habrán de transcurrir en un ambiente repleto de dificultades en la relación bilateral, en donde México será el principal perdedor.

No se trata de malos augurios, ni de un trance de adivinación. Es, a todas luces, una prospectiva muy seria y sensata basada en la experiencia y conocimiento profundo de una de las mentes más brillantes de México en una materia que ha sido pródiga en grandes exponentes. Solo los fanáticos pueden restarle algún mérito a quien ha sido graduado en Derecho por Cambridge, Secretario de Relaciones Exteriores, Embajador de México en Estados Unidos y Gran Bretaña, Vicepresidente de la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya, Holanda y un mexicano excepcional en toda la extensión de la palabra: Bernardo Sepúlveda.

En su carta hace un análisis sintético pero exhaustivo de las relaciones México-Estados Unidos en las décadas recientes. Con una prosa elegante y prácticamente sin adjetivos, resume nuestras experiencias con Donald Trump, como aquella todavía inexplicable invitación de Peña Nieto que le dio trato de Jefe de Estado cuando apenas era candidato. Todo para que el mismo día, horas más tarde de regreso en Arizona, pronunciara el discurso antimexicano más rabioso de la historia llamándonos criminales y violadores. Sepúlveda aclara también que —contra lo dicho en la versión oficial— no se trata de una visita de Estado, porque entrañaría un discurso del Presidente de México ante el Congreso estadounidense, que ahora no está incluido.

Es una visita oficial, a iniciativa de Donald Trump, para la foto, la entrevista y punto. Y aquí a propósito, conociendo al cavernario habitante de la Casa Blanca, que dejó con la mano extendida a Angela Merkel, el temor justificado de un desaire o un reclamo imprudente e injusto.

Alguien dirá que es una carta inútil porque ya lo tiene decidido y AMLO irá de cualquier manera. Yo, en cambio, creo que es una carta histórica.


Periodista. ddn_rocha@hotmail.com

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