Si todavía requiriéramos un diagnóstico de cómo está el país, bastó el acto de este lunes por la noche, donde se anunció la Emergencia Sanitaria. En el que descubrimos que ya hay un Vicepresidente de facto que es Marcelo Ebrard y un nuevo Secretario de Salud en funciones, Hugo López-Gatell.
A ver: el evento fue un desastre en materia de comunicación: al principio, el Secretario oficial, Jorge Alcocer, apenas alcanzó a balbucear un mensaje tranquilizador: “no se alarmen, los médicos, enfermeras y científicos formamos un excelente equipo”, aunque luego habría de reconocer que hacen falta mil camas equipadas y 6 mil 845 médicos. Por lo pronto, aceptó el trascendente papel de presentador con el consecuente ridículo de láminas y gráficas que nunca estuvieron a tiempo. Ahí nos enteramos por los secretarios de Sedena y Martina que les fueron asignados una veintena de hospitales para su reconversión en tiempo récord, con cursos de ocho horas de capacitación al personal.
Desde luego que los detalles sanitarios siguieron a cargo del rockstar López-Gatell, quien ya no con la vehemencia del sábado, pero sí con un cierto tono de reclamo, insistió: ¡quédate en casa! Aunque la nueva estrella del panorama político se asumió en el canciller Ebrard, quien hizo la declaratoria formal de Emergencia Sanitaria a nombre del gobierno de la 4T que encabeza un hombre llamado Andrés Manuel López Obrador. Quien, se supone, ejerce como Presidente de México y no pudo o no quiso caminar unos metros dentro del mismo Palacio Nacional. Desde donde seguimos esperando un primer mensaje de Estado ante un asunto de Estado como el que nos plantea el coronavirus. Y que, en cambio, se desplazó durante horas por la sierra para llegar hasta La Tuna-Badiraguato y saludar a la mamá de Joaquín El Chapo Guzmán en uno de los actos más inexplicables, absurdos e inverosímiles que marcarán su sexenio casi tanto como la liberación de Ovidio que ese día cumplió años. Un episodio de estupefacción que incluso dejó sin argumentos a sus más fanáticos incondicionales. Sobre el cual ya han corrido ríos de tinta, salvo en un pequeño detalle: la carta que le hizo llegar doña María Consuelo, la anciana de 92 años a la que el presidente acudió a saludar “por razones humanitarias”. Reproduzco textual: “Nuestros abogados José Luis González Meza (el que jalonea al presidente en el video) y Juan Pablo Bandillo (sic) están en contacto directo con quienes usted designó para la repatriación de mi querido hijo, Joaquín Archivaldo Guzmán Loera. Es decir, los secretarios de Gobernación, Relaciones Exteriores, Secretario de Hacienda y la Fiscalía General de la República…”
¿De verdad, cuatro dependencias clave al servicio de la madre de un hombre que —aunque glorificado en las narcoseries— asesinó a decenas de mexicanos, entre ellos soldados, para cuyas viudas e hijos el presidente jamás ha tenido un gesto de conmiseración humanitaria?
Y a propósito, por qué una Emergencia Sanitaria tan solo amenazante y represiva. Y ninguna propuesta de apoyos individuales o familiares para enfrenar la crisis económica que es ya la otra gran pandemia. ¿También en esto seremos distintos a todos los otros gobiernos del mundo?
PD
¿Por qué, más allá de la falta de respeto, el trato cruel hacia Olga Sánchez Cordero —de trayectoria admirable— y a quien ni siquiera se permitió abrir la boca, cuando el desafío del Covid-19 es un asunto interno y no externo?