Hace unos años, en mi libro Péndulo político, experiencia mexicana: ¿izquierda o social democracia?, abordé y contextualicé los movimientos de izquierda en lo internacional, lo regional y lo local. Hoy vienen a mi memoria varios elementos que tomé en cuenta al escribirlo, porque ilustran perfectamente lo que está aconteciendo en las elecciones alrededor del mundo.
Los procesos electorales son momentos cruciales, porque impactan de manera significativa en la realidad política, económica y social de cada país. Además, son la piedra angular de la democracia, ya que permiten a las y los ciudadanos expresar su voluntad y elegir a quienes los representarán en los próximos años. Sin embargo, la naturaleza de tales cambios puede ser profundamente variable, lo cual se observa en la oscilación entre ideologías de izquierda y de derecha.
Miremos, por ejemplo, los casos de Francia, el Reino Unido y Estados Unidos. Durante las elecciones parlamentarias de este 2024, en Francia, el partido de ultraderecha Agrupación Nacional (RN), liderado por Marine Le Pen, obtuvo una histórica victoria en la primera vuelta. RN logró alrededor del 33 por ciento de los votos, relegando al macronismo a la tercera posición.
En contraste, los laboristas del Reino Unido ganaron las elecciones por una aplastante mayoría, convirtiendo a Keir Starmer, quien los lideraba, en primer ministro. Este resultado marca un cambio significativo después de 14 años de gobiernos conservadores.
En lo que respecta a Estados Unidos, sobra mencionar por qué los ojos del mundo están puestos en sus comicios. Nuestro vecino del norte se caracteriza por una profunda división política y una marcada polarización. Los resultados electorales de 2020 reflejaron esa fractura. Esta disparidad ideológica influye en las políticas gubernamentales y en la percepción de las personas votantes.
De cara a noviembre y tras las reacciones que generó el desempeño del presidente Biden en el debate organizado por la cadena CNN, varios demócratas encendieron las alarmas y comenzaron a hablar de lo que implicaría para la democracia estadounidense el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca. Encuestas realizadas por medios como The New York Times y The Wall Street Journal muestran que el republicano, con un 49 por ciento, lidera la intención de voto contra Biden, que tiene un 43 por ciento. En el caso del actual presidente, su estado de salud, su apoyo incondicional a Israel, la inflación y la inmigración son algunos de los factores que no juegan a su favor y ponen en riesgo su reelección. Por otro lado, Trump enfrenta varios procesos judiciales y escándalos en su contra.
La continuidad ideológica es un desafío en cualquier régimen y sistema político. Esto es algo que también subrayé en mi libro y que sigo sosteniendo. En el caso de México, afirmé que la izquierda nacional tenía el compromiso de implementar políticas de corte social, para atender las necesidades de alimentación, educación, empleo, vivienda y superación de la pobreza, sin denostar el modelo democrático, toda vez que desde la democracia se puede impulsar el desarrollo.
De ahí que sirva de ejemplo lo ocurrido en nuestro país con la elección del pasado 2 de junio, en la que más de 36 millones de mexicanas y mexicanos refrendaron con su voto la continuidad de la Cuarta Transformación, que inició el presidente Andrés Manuel López Obrador y cuyo segundo piso será afianzado por la doctora Claudia Sheinbaum. Esto fue posible gracias a que la 4T y el modelo del humanismo mexicano rompieron con más de 30 años de gobiernos neoliberales, promoviendo e impulsando políticas y programas sociales; luchando contra la corrupción; realizando proyectos de infraestructura y desarrollo y, sobre todo, reduciendo la pobreza y las desigualdades. En contraste, en el caso de Estados Unidos, la alternancia entre demócratas y republicanos dificulta la implementación sostenida de políticas.
Con su cambio y continuidad hacia la izquierda, México debe aprender de las experiencias internacionales y buscar un equilibrio entre transformación y estabilidad. Es fundamental que la izquierda de nuestro país continúe trabajando para consolidar los avances logrados y enfrentar los desafíos que surgen en un mundo cada vez más polarizado.
El pueblo de México y su Gobierno, encabezado por la virtual presidenta electa, la Dra. Claudia Sheinbaum (quien para entonces habrá tomado posesión oficial del cargo), estarán observando de cerca el desarrollo de las elecciones en la Unión Americana. Esto es crucial, por lo que implica económica, social y culturalmente, y en lo relativo a un tema tan importante como la migración.
La relación bilateral es fundamental para ambos países, y los resultados de las elecciones estadounidenses tendrán un impacto directo en nuestras políticas y en la vida de millones de personas en todo el mundo. Estaremos atentos para ver hacia dónde oscila el péndulo político y preparados para enfrentar cualquier desafío que surja de ese proceso, siempre buscando el bienestar y el desarrollo de nuestra nación.
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