Las conclusiones de quienes han intentado interpretar a Maquiavelo para aplicar su pensamiento en tiempos modernos varían entre sí. Por un lado, hay quienes afirman que para el filósofo italiano la persona gobernante, el príncipe, debe ser un hombre bueno y virtuoso, que gobierne con justicia y equidad.

El otro extremo afirma que para Maquiavelo la justicia era importante, pero no indispensable, pues cuando la nación se encuentra en riesgo el Gobierno debe hacer lo necesario para salvarla.

Quienes lo interpretan de la primera manera afirman que Maquiavelo pensaba que el gobernante tendría que amar la verdad. Los segundos argumentan que en los Discursos deja clara la idea de que el engaño es más importante que la fuerza para que un gobernante logre sus objetivos.

Hablo sobre la idea de justicia y la necesidad de valorar su implementación para preguntarnos, primero, si las medidas arancelarias anunciadas por el presidente estadounidense Donald Trump podrían ser consideradas como una medida justa. La respuesta más común es que no lo son.

En primer lugar, el bloque comercial más importante del mundo es América del Norte, cuya fortaleza radica en una idea que ha sido central para llevar a cabo convenios internacionales como el T-MEC.

Esta idea es el comercio justo, o fair trade, centrada en que el comercio nacional e internacional debe buscar el mejor resultado posible para ambas partes, por lo que aplicar unilateralmente una barrera arancelaria a productos de México y Canadá —los principales socios de Estados Unidos— va en contra de ese espíritu.

Llevando esta idea al nivel microeconómico, nos daríamos cuenta de que la medida es igualmente injusta. La mayoría de los costos generados por los impuestos (un arancel no es sino un impuesto) termina trasladándose a las y los consumidores.

El pago de los aranceles afecta a las y los productores nacionales que buscan exportar, pero ese costo fiscal será pagado, mayoritariamente, por el consumidor final, quien, dependiendo de sus preferencias y capacidad de gasto, podrá seguir adquiriendo el producto o verse forzado a consumir otro similar, en caso de que exista un sustituto.

También existe la posibilidad de que Donald Trump sea un “príncipe” que piense que el comercio internacional esté poniendo en riesgo a su nación y por ello se olvide de la legalidad y la justicia. Sin embargo, esto tampoco tiene sentido, porque la fortaleza principal de EU radica en el gran intercambio comercial internacional que ha generado.

Esto nos lleva al segundo factor: ¿el “príncipe” estadounidense está diciendo la verdad o prefiriendo el engaño? La intuición y el análisis nos hacen inclinarnos por la segunda opción.

En primer lugar, el Gobierno estadounidense busca engañar no sólo a su pueblo, sino al mundo, al afirmar que el actual Gobierno de México tiene un pacto con la delincuencia organizada.

Para desmentir esta cobarde aseveración, basta con analizar la disminución en los homicidios que el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum está logrando, el aumento de detenciones de generadores de violencia, así como el incremento en los decomisos de armas de fuego y aseguramientos de sustancias ilícitas.

Decimos que busca engañar, porque su análisis, además de falso, carece de autocrítica. No podemos olvidar que las armas traficadas de su país al nuestro —y como prueba permanecerá en la historia el operativo Rápido y Furioso— representan una ganancia para los comerciantes que las fabrican, pero también son las herramientas principales que utiliza la delincuencia organizada en nuestro país para ir en contra del Estado de derecho.

Mientras que en México se han desarticulado células criminales y atendido las causas de la delincuencia, incluyendo la prevención del consumo de drogas como el fentanilo, en EU rara vez se habla de objetivos prioritarios o de quiénes son responsables de traficar armas o distribuir cantidades gigantescas de narcóticos.

Tampoco se habla de la falta de capacidad mostrada para prevenir el consumo de una droga tan mortal como el fentanilo, la cual ingresó al mercado gracias a sus políticas laxas de control sanitario, mismas que prefirieron negocios millonarios a millones de vidas.

Finalmente, decimos que es un engaño, un bluff, porque las personas especialistas en economía saben que las medidas arancelarias afectarían profundamente a ambos países, pues generarían inflación en EU, volviéndolo menos competitivo y ocasionando, a la larga, una disminución en su crecimiento económico.

Mientras que estas tácticas injustas y engañosas buscan generar pánico para imponer una visión arcaica del mundo moderno, donde la diversidad y la migración son entendidas como un riesgo y no como una fortaleza, en México, nuestra presidenta se declaró lista para activar el Plan B, y para que, con la cabeza fría, sigamos adelante con la construcción del Segundo Piso de la Transformación, basados en la justicia, la virtud y la verdad.

X y Facebook: @RicardoMonrealA

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