“Financial inclusion is a key enabler to reducing poverty and boosting prosperity.”―World Bank
En estas semanas se ha dicho mucho sobre la opinión , el derecho que todos tenemos de tener una y lo que decidamos hacer con ella, hablar de temas ligeros o triviales y en otras ocasiones de temas densos o de suma importancia.
Estamos pasando por un año que nos exige pensar y considerar escenarios difíciles, pero no podemos permitir que eso arrebate nuestras formas de afrontar las vicisitudes. Lo que queda muy claro es que aunque hay varios temas importantes de legislaciones y malas acciones, la inclusión es un tema esencial y que toca varios aspectos de la vida social.
No me siento listo o lo suficiente preparado para hablar de opciones para abordar el problema sistémico que vivimos de racismo , clasismo y segregación en el mundo, pero si hay algo que me llama la atención del sistema es el valor del conocimiento para administrar nuestros recursos.
La inclusión financiera es y será aún más una herramienta clave para los adultos, pero en especial para los jóvenes que vivirán algunos años de crisis en lo que se vuelven a ajustar las economías del mundo. Es así que me llamó la atención algo que propusiera soluciones prácticas, más allá de cursos en línea o programas educativos difíciles de seguir.
La inclusión financiera no es una materia que se de en la mayoría de las primarias o secundarias del país o la región. Tenemos excelentes herramientas de conocimiento, matemáticas, lengua, geografía, historia, física, química, incluso computación, pero nada tan práctico como finanzas personales. Realizar un presupuesto, enfrentarte a la planeación para obtener algo o salir de una deuda de algo que obtuviste antes de tener el dinero para poseer (y el tipo de intereses asociados a esa deuda) no es fácil. Es ahí donde encontré una plataforma que busca dar estas herramientas de una forma práctica: Mozper .
De acuerdo a la CONDUSEF el 70% de las personas en México no cuenta con educación financiera básica y esta cifra es similar a lo largo de América Latina.
El no entender o saber cómo ver nuestras finanzas personales afecta la capacidad de ahorro (cómo alcanzarlo), el crédito (y la complejidad de diversidad de tasas de interés) y finalmente modelos más o menos arriesgados que giran alrededor de las inversiones (o la participación en fondos de inversión). Una salud financiera no asegura un lugar en la mesa de los tomadores de decisión, pero puede ser el principio del camino hacia tener una mesa con comida sin que la familia se sienta presionada.
Una pieza clave dentro del #ruidoblanco de la capacidad económica y complejidad de América Latina es la variable: tiempo. Es por eso que Mozper me llama la atención, no se trata de módulos específicos de aprendizaje, ten tu diploma y adelante (que no tiene absolutamente nada de malo y es algo que se tiene que seguir haciendo), por lo que entiendo (porque ahora están en etapa de registro) es dar a los padres la capacidad de enseñar a los niños a gestionar el dinero (presupuesto) y crecer en conocimientos financieros en un mundo sin efectivo de manera práctica.
Es interesante porque es un modelo similar a varias aplicaciones para niños (Messenger Kids, YouTube Kids, etc.) atiende los intereses de los padres y atiende los de los hijos. Los papás buscan seguridad, paz mental, promover herramientas y conocimiento a sus venturosos futuros y en contraste a los jóvenes se les ofrece una tarjeta de débito que muestra factores “cool” como independencia, flexibilidad e innovación, da una herramienta que en cierta forma te hace sentir “más grande”.
Espero que tengan suerte los fundadores (Gabriel, Yael y Pablo) en el lanzamiento de esta plataforma que ofrece tarjeta de débito asociada a la tecnología para los jóvenes y las familias de la región.
Si la adopción de plataformas prácticas ayudan a generar y promover las habilidades financieras se beneficia una inclusión , pero en especial una capacidad de ayudar y opinar con conocimiento a personas que por el momento no han tenido la suerte de ajustar sus finanzas . Será clave entender cómo nos movemos financieramente cuando se habla tanto de economías que sufrirán, pero también en una capacidad nunca antes vista para agregar valor económico como sociedad.
Apoyarnos y ser incluyentes permitirá reducir riesgos en un momento en el que prefiero ver al 2020 como un año que nos presentó cartas duras para sentarnos a pensar de forma más seria, pero sin perder la noción de emoción y sin perder, espero, el humor. Lo que debemos de perder es esa estúpida noción de que el hacer daño, es una solución.
Nota: La opinión de Ricardo Blanco es personal y no refleja la del medio ni la de la empresa para la que trabaja.