"50% of the world's AI researchers are Chinese" - .

En este torbellino que es la inteligencia artificial, hay un nombre que resuena con fuerza propia: Nvidia. Sus chips, esas redes neuronales que tejen y, sobre todo, su software, parecen un trío imbatible que hoy por hoy domina el panorama.

Pero, como en toda buena historia, surge un retador. Desde China, Huawei, con sus chips Ascend bajo el brazo y lo que parece ser un plan bastante astuto, está lanzando un desafío importante que hace eco en medio del caos de datos.

Un desafío que nace no solo de la ambición, sino de una necesidad cada vez más apremiante ante las restricciones comerciales que enfrenta. La pregunta flota en el aire: ¿podrá un contendiente, además sancionado, hacer tambalear el reinado de Nvidia?

Vamos a intentar despejar un poco el #RuidoBlanco que rodea la IA y la geopolítica para entender esta batalla que tiene tintes épicos. Miren: el verdadero poder de Nvidia no está solo en el silicio de sus chips, sino en algo llamado CUDA.

Piensen en CUDA como el director de orquesta de sus famosas tarjetas gráficas (GPU). Es ese lenguaje, ese sistema, que traduce las instrucciones de los programadores en algo que las GPU entienden y ejecutan a la velocidad del rayo.

Pero la cosa no para ahí. CUDA es todo un ecosistema: herramientas, bibliotecas especializadas y una comunidad gigantesca de desarrolladores que parecen resolver cualquier problema casi al instante.

Es como un club muy exclusivo donde todos hablan un idioma común y eficiente. Salirse de CUDA es como si, de la noche a la mañana, un chef estrella tuviera que reaprender a cocinar en una cocina con utensilios completamente diferentes. Se puede, claro, pero el proceso es un verdadero dolor de cabeza.

Jensen Huang, la mente detrás de Nvidia, lo vio venir allá por 2007 cuando lanzó CUDA, popularizándolo primero con tarjetas para videojuegos. Astuto, ¿no? Creó un mundo donde Nvidia es el rey indiscutible. Pero Huawei no tira la toalla, ni mucho menos. Su estrategia parece tener tres pilares.

Primero, están construyendo su propio "idioma", una especie de “CUDA a la china” llamado CANN, que viene de la mano con MindSpore, una plataforma para programar IA que busca competir con las grandes ligas.

Segundo, y muy importante, están trabajando para que sus chips Ascend se lleven de maravilla con PyTorch, que hoy por hoy es el programa favorito de muchísimos desarrolladores de IA en el mundo.

Y tercero, están apostando por ONNX, un formato que es como un traductor universal. Aquí es donde el tercer frente, el de ONNX, se vuelve una jugada particularmente astuta y necesaria. Piensen en ONNX como un archivo PDF para los modelos de IA: en teoría, podrías entrenar un modelo en un chip Nvidia y luego usar ese mismo modelo en un chip Ascend sin tener que empezar todo desde cero.

Huawei ha estado afinando ONNX para sus chips, y esto es crucial. Y para que quede claro: los chips más potentes de Nvidia, especialmente aquellos diseñados para tareas de inteligencia artificial, tienen bloqueado su envío directo a China debido a restricciones comerciales impuestas por Estados Unidos.

Esto pone a Huawei, y a otras empresas tecnológicas chinas, en una situación muy complicada: o aceleran a fondo el desarrollo y la mejora de sus propios chips, como la línea Ascend, o corren el riesgo de quedarse seriamente rezagados en la carrera global de la IA.

Así que para Huawei no hay muchas más opciones que iterar y mejorar sus Ascend a toda máquina. ONNX se vuelve entonces una pieza clave en esta estrategia de supervivencia y competencia, permitiéndoles, por ejemplo, adaptar modelos que pudieran haber sido entrenados en hardware al que ya no tienen acceso tan fácil o directo.

Que sus chips funcionen con PyTorch es, sin duda, un movimiento inteligente, aunque la cosa no es perfecta. Crearon algo llamado 'torch_npu', que vendría a ser un adaptador para que PyTorch hable con los chips Ascend.

Imaginen un enchufe universal que a veces no termina de hacer buen contacto. Su participación en la PyTorch Foundation, donde están gigantes como Meta y la propia Nvidia, les da cierta credibilidad. Pero las quejas de los programadores existen: fallos inesperados y problemas para usar las versiones más recientes.

Un experto en Zhihu, cuya publicación tuvo cientos de miles de vistas, mencionaba que el sistema de Huawei "no se siente original" y que genera bastantes dolores de cabeza, con herramientas que no terminan de encajar o actualizaciones que rompen más de lo que arreglan. Es un avance, sí, pero la fluidez y perfección de Nvidia aún se ven lejanas.

El caso de DeepSeek, una IA china que ya usa una versión de su modelo en chips Ascend, nos da una pista de que Huawei podría estar en el camino correcto. Si las sanciones se mantienen o incluso se endurecen, esta idea de "entrenar donde se pueda (si se puede) y ejecutar en nuestros propios chips (Huawei Ascend) podría volverse la norma para muchas empresas chinas".

Pero el camino es largo y empinado. Si uno se asoma a los foros de Nvidia, ve una actividad frenética, una comunidad viva. Los foros equivalentes de Huawei, en comparación, parecen casi desiertos. Y esa comunidad, ese ecosistema de programadores, es el alma de cualquier plataforma.

Nvidia tardó casi dos décadas en construir su imperio. Huawei, con la presión geopolítica pisándole los talones y, como ya dijimos, con el acceso restringido a los cruciales chips de IA de Nvidia que sí están disponibles en otras partes del mundo, simplemente no tiene tanto tiempo. La urgencia por hacer que sus chips Ascend no solo funcionen, sino que compitan y sean una alternativa real, es enorme.

Pero aquí la historia se pone aún más interesante. Huawei no solo está compitiendo con líneas de código, sino con una buena dosis de ingenio. De manera similar a como Nvidia lo hizo en sus inicios, están enviando a sus propios ingenieros a trabajar codo a codo con clientes importantes como Baidu y Tencent, ayudándoles a adaptar sus programas al ecosistema Huawei.

Y hay un as bajo la manga que suena a ciencia ficción: la propia inteligencia artificial podría ser la clave. Ya existen proyectos, como el "AI CUDA Engineer" de Sakana AI, que buscan usar IA para mejorar y traducir código automáticamente.

Esto sugiere que Huawei podría, teóricamente, usar la IA para acelerar el perfeccionamiento de sus herramientas mucho más rápido de lo que imaginamos. ¿Que si lo lograrán? Yo no apostaría todos mis ahorros todavía.

Nvidia no es solo una empresa de chips; es un ecosistema completo, casi una cultura, un castillo muy bien defendido. Pero Huawei, impulsado por una mezcla de gran necesidad (ahora más clara que nunca) y astucia china, está escribiendo un capítulo que, la verdad, engancha.

En este torbellino de la IA, donde las definiciones de poder cambian casi a diario, este asedio no es solo una cuestión técnica: es un verdadero 'thriller' geopolítico. Y en medio de tanto #RuidoBlanco, parece que la voz de Huawei, obligada por las circunstancias a innovar a marchas forzadas, poco a poco, empieza a hacerse escuchar de nuevo.

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