#LaVozDeLosExpertos
“You were born at a pretty crappy time in history. And it looks like things are only gonna get worse from here on out.” —Ernest Cline, en Ready Player One
Todos los que tienen mi edad recuerdan dónde estaban y qué hacían cuando escucharon por primera vez sobre “el virus”. La mayoría no dirá que fue a través de un dispositivo móvil, una pantalla sucia, limpia, rota, rayada o prístina de acuerdo al dueño o dueña. En aquel momento, su equipo (espero) no estaría interactuando de manera tan constante con una infinidad de computadoras proveedoras de datos por medio de la conectividad que puede ser alquilada de modo mensual, prepago o colgándose de una señal Wi-Fi.
No mucho tiempo atrás, en 2009, tuvimos la H1N1 o “gripe aviar”, un nuevo virus de
influenza. Según el CDC (centro de control de enfermedades de Estados Unidos), el virus se detectó por primera vez en ese país y se propagó rápidamente por el mundo.
Durante un año, entre el 12 de abril de 2009 y el 10 de abril de 2010, hubo 60.8 millones de casos reportados, 274 mil 304 hospitalizaciones y 12 mil 469 muertes por el virus. La CDC estiman que 575 mil 400 personas murieron en todo el mundo por causa de este virus.
En México, aprendimos a lavarnos las manos, mantenernos atentos a la información oficial, hacer memes, bromas y mantener la sonrisa sin estornudar sobre alguien querido. Ahora viene una prueba más sobre higiene, atención a la información (tradicional y digital o de redes sociales) que recibimos, pensamiento crítico y verificación de fuentes.
El Covid-19 es una situación que nos toma prevenidos pero no totalmente preparados. Sin embargo, gracias a la tecnología, nuestro acceso a la información ahora es inmediato.
Hoy, desde el paciente cero a la fecha, han pasado poco más de dos meses. El 31 de diciembre de 2019, la oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en China obtuvo los primeros informes de un virus previamente desconocido detrás de una serie de casos de neumonía en Wuhan, ciudad en el este de China con una población de más de 11 millones.
Desde entonces, la enfermedad anteriormente conocida genéricamente como coronavirus y hoy llamada Covid-19, ha afectado aproximadamente a 80 mil personas en China continental, matando a dos mil 946. Además, se han notificado otros 10 mil 566 casos y al menos 166 muertes en todo el mundo.
Se han cancelado infinidad de eventos internacionales, algunos arriesgados verán la oportunidad de vuelos baratos, otros no tan aventados preferirán quedarse en casa.
Las empresas no correrán tantos riesgos y aquí me quiero detener: no se trata de trabajo remoto, se trata de vivir una vida que nos presenta la adversidad al contacto humano.
Algunos introvertidos estarán sonriendo, algunos extrovertidos estarán hiperventilando. Pero la realidad es que requerimos de un sano equilibrio para la energía de cada uno.
El reto no nos toma desinformados, rodeados de un ininteligible #ruidoblanco, como le pasó al mundo con la pandemia de gripe de 1918. Estamos conectados, pero podríamos estar aún más conectados...
La casa del futuro de la familia McFly tenía pantallas con videoconferencia, hoy tenemos pantallas planas gigantes en casa, pero todavía no queda clara la videoconferencia. Los trajes hápticos de Ready Player One existen en pruebas, pero todavía no los podemos probar en ambientes de consumo con un dispositivo Oculus. El mundo del futuro nos prometía 5G y conexión satelital ininterrumpida.
Una pandemia nos toma en medio de una batalla por crecer las redes de conectividad, crecer la velocidad de transferencia de datos y permitirnos, en nuestra repatriación hogareña, seguir más conectados, con las manos siempre limpias, al menos en lo que se aleja el coronavirus Covid-19.
Nota: La opinión de Ricardo Blanco es personal y no refleja la del medio ni la de la empresa para la que trabaja.