En un año electoral tan crucial como el 2024, México enfrenta una encrucijada que no solo definirá su futuro inmediato, sino que también pondrá a prueba la vigencia de los ideales democráticos que nos han guiado por generaciones.
El pensamiento de John Stuart Mill, uno de los más grandes filósofos liberales del siglo XIX, cobra una relevancia inusitada en este contexto. Sus reflexiones sobre la libertad, la democracia y la responsabilidad ciudadana ofrecen un marco crítico para entender y evaluar el proceso electoral actual.
En su obra clásica Sobre la libertad (1859), Mill argumenta que "la única libertad que merece tal nombre es la de perseguir nuestro propio bien a nuestra manera, siempre que no intentemos privar a los demás de la suya, o entorpecer sus esfuerzos por conseguirlo". Esta definición de libertad, que enfatiza tanto la autonomía individual como el respeto por los derechos de los demás, es esencial en la democracia que anhelamos.
En el contexto mexicano, esta visión nos invita a reflexionar sobre el papel de los ciudadanos en el proceso electoral. La democracia no se limita al acto de votar; implica una participación activa y crítica, donde cada individuo debe ejercer su derecho a la información y a la expresión sin miedo a represalias. En las elecciones de 2024, este principio cobra particular importancia ante los desafíos que enfrenta la libertad de prensa y la participación ciudadana en un ambiente político cada vez más polarizado.
Por otro lado, en Considerations on Representative Government (1861), Mill sostiene que "el gobierno representativo no es el mejor porque garantice los mejores gobernantes, sino porque es el mejor sistema para mantenerlos responsables ante el pueblo". En nuestro país, las elecciones de 2024 representan una oportunidad para que los ciudadanos evalúen a sus líderes y demanden rendición de cuentas. La ciudadanía tiene el deber de exigir candidatos que no solo prometan cambios, sino que también ofrezcan mecanismos claros y efectivos para implementarlos y supervisar su cumplimiento. Mill nos recuerda que la esencia de la democracia es la capacidad de los ciudadanos para controlar y dirigir a sus gobernantes, no al revés.
Otra contribución fundamental de Mill al pensamiento democrático es su insistencia en la importancia de la educación. En su ensayo On Liberty, Mill afirma que "la educación, en el sentido más amplio de la palabra, es uno de los más importantes intereses de una nación". La educación no solo forma ciudadanos informados y críticos, sino que también es esencial para la prosperidad económica y social. Ciertamente, hoy la calidad de la educación sigue siendo un desafío significativo, por lo cual la inversión en educación debe ser una prioridad en las plataformas de todos los candidatos. La creación de políticas que fomenten la igualdad de acceso a la educación y la mejora de la infraestructura educativa son pasos fundamentales para asegurar un futuro próspero y justo para todas y todos los mexicanos. Una ciudadanía educada es la mejor garantía contra el populismo y la manipulación política.