Por ÁLVARO GONZÁLEZ
Una educación de calidad es un pilar fundamental para impulsar la economía y la competitividad de un país. Este motor solo puede funcionar plenamente si cuenta con personal docente preparado y motivado para formar a las futuras generaciones. Hoy México vive una paradoja: aunque las y los docentes gozan de alta valoración social, hay una falta de apoyo institucional, lo que limita su desarrollo profesional y compromete tanto la calidad educativa como su capacidad para desempeñar esta labor crucial.
Cerca del 42% de los docentes en México perciben que su profesión es valorada por la sociedad, lo que coloca al país en el cuarto lugar en comparación con otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y supera la media internacional del 25%, según el Estudio Internacional sobre la Enseñanza y el Aprendizaje promovido por este organismo.[1]
Sin embargo, la valoración por parte de los responsables políticos es considerablemente más baja. Solo el 11% de los docentes —por debajo de la media internacional del 13%— consideran que son valorados por las autoridades, lo que evidencia una desconexión con los tomadores de decisiones que impactan directamente en las reformas educativas, sus condiciones laborales y su desarrollo profesional.
Diversos estudios señalan que el personal docente que se siente menos valorado tiende a ser menos proactivo en impulsar mejoras entre sus colegas, lo que repercute tanto en su satisfacción profesional como en su desempeño en el aula. Esta situación se presenta en todos los contextos educativos, pero es especialmente marcada en comunidades desfavorecidas.
El análisis más reciente de la OCDE indica que la escasez de docentes calificados es particularmente grave en zonas rurales y en escuelas que atienden a poblaciones vulnerables.[2]Aunque existen incentivos financieros, estos a menudo resultan insuficientes, lo que provoca una alta rotación y afecta la continuidad educativa en las áreas más necesitadas. En este contexto, México enfrenta el reto de atraer nuevos profesionales al sistema educativo.
Incrementar la percepción del valor que este trabajo aporta sumado a un entorno que promueva el desarrollo profesional y el aprendizaje estudiantil son clave. Cuando el personal se siente valorado y siente que tiene oportunidades de crecimiento es más probable que permanezca en sus puestos y aporte al bienestar de sus comunidades. Esto puede ser la diferencia entre migrar o no hacerlo.
Los modelos educativos emergentes buscan cerrar esta brecha al ofrecer herramientas como la formación continua, el acompañamiento pedagógico y el acceso a tecnologías que permitan a los docentes alcanzar su máximo potencial. Junto con un enfoque socioconstructivista —que sitúan al estudiante en el centro y al docente como guía—, no solo promueven el pensamiento crítico, sino que permite que el personal docente acompañe a los estudiantes en un proceso de autodescubrimiento enriquecedor para ambas partes.
Otro factor clave es la satisfacción salarial: cuando se ofrece una compensación justa, acompañada de prestaciones adecuadas, condiciones laborales óptimas y un esquema de desarrollo profesional alentador, es más probable que el personal docente se involucre en iniciativas de mejora colectiva. Además, fomentar su autonomía en el aula y su participación activa en decisiones escolares —como la asignación de recursos y la implementación de nuevas metodologías pedagógicas— incrementa tanto su satisfacción laboral como la valoración externa de su desempeño.
Transformar la realidad requiere de modelos educativos innovadores que alumbren el camino hacia un futuro más prometedor. Por ello, proporcionar recursos y soporte continuo es indispensable. Al fortalecer la formación docente, mejorar sus condiciones laborales y generar un entorno de apoyo, es posible mejorar la calidad educativa para que estudiantes y docentes convivan en un entorno de aprendizaje y crecimiento mutuo.
Director comercial en Innova Schools México
[1] Occupational Value of the Teaching Profession in OECD Countries, AERA, 2023