Una buena encuesta mide muchas cosas más allá de la simple popularidad, muchas más. Debe abarcar atributos personales, aspectos cualitativos, tendencias y, sobre todo, el potencial para seleccionar a un líder; en este caso, al Coordinador Nacional de los Comités de la Defensa de la Cuarta Transformación.
De hecho, nadie logró comunicar mejor sus atributos, cualidades y potencial de liderazgo que nuestro presidente de la República. Cuando se lanzó a la epopeya de recorrer todo el país y todos sus municipios, sobre esa base de contacto y entendimiento, arrasó y construyó el gobierno más legítimo que México ha visto en décadas.
Así, la pregunta que debemos hacernos es quién puede, a largo plazo y en el desarrollo de los procesos políticos futuros, comprender más profundamente a la sociedad mexicana en su sentido más amplio, es decir, con el pueblo de México. Esa sería una medición sabia, serena y acertada. No se trata solo de saber dónde estamos parados hoy, sino de quién puede guiarnos hacia un futuro mejor. En este sentido, la fortaleza de Adán Augusto López Hernández se destaca con lealtad al proyecto de transformación nacional y a sus militantes.
El cambio generacional de la Cuarta Transformación está en marcha y quien asuma el liderazgo de los Comités de la Defensa de la Cuarta Transformación seguramente dejará una marca en la historia, con citas aún relativamente distantes a casi un año, y luego tareas intensas durante seis años más. En este contexto, al tomar decisiones, debemos preguntarnos no quién es más popular hoy, sino quién puede representarnos mejor y con mayor lealtad histórica y humanista en los procesos que están por comenzar. No se trata solo de apariencia, sino de la capacidad de afrontar los desafíos que se avecinan.
Tener esa capacidad es crucial. La jornada de Andrés Manuel López Obrador no fue sencilla ni breve. Si no hubiera estado hecho de la mejor madera histórica, probablemente no estaríamos viviendo este momento estelar en términos de un pueblo ejerciendo un poder real sobre sus recursos, su rumbo y su gobierno. La reflexión para elegir al Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de nuestra lucha debe cuestionar esto: ¿de qué madera está hecho cada uno de los aspirantes?
En la 4T ya tenemos un rumbo claro, una ideología definida y una lista precisa de tareas por hacer; ese no es el desafío. Seamos francos, el verdadero desafío no es innovar, sino mantener la constancia, disciplina y lealtad para concluir el plan y proyecto trazado por Andrés Manuel López Obrador. La batalla consistirá en completar lo que hemos iniciado, no en emprender nuevos rumbos o caminos. Por eso, la tarea se centra en gobernabilidad, habilidades políticas, capacidad para comprender los hilos del país, establecer relaciones con los actores y saber cuándo dialogar y cuándo actuar. Nadie posee esa capacidad y preparación a nivel nacional bajo la tutela del presidente de la República como Adán Augusto.
Por todas estas razones, en la encuesta histórica debemos cuestionarnos cuál será la tarea del Coordinador Nacional de los Comités, y la respuesta es la defensa de la Cuarta Transformación. No se trata de renovarla ni reinventarla, ni mucho menos iniciar nuevas etapas. La tarea consiste en defenderla, y nadie ha sabido hacerlo mejor en proyectos de la 4T que Adán Augusto, ya sea en el Tren Maya o en la agenda política cotidiana, construyendo puentes cuando es posible y actuando con firmeza frente a la obstinación y el obstruccionismo.
Si el desafío es la defensa y la gobernabilidad, entonces debemos preguntarnos: ¿a quién le confió el presidente de la República, durante su mandato, la gobernabilidad y la política interna de México? Esa es la cuestión central en cualquier evaluación, encuesta o reflexión. Lo demás no es análisis, sino simples conversaciones.
Raúl Paz, Senador de la República por Yucatán, @RaulPazMX.