Gracias a la magia del internet, me fue posible ver con pocas horas de diferencia respecto de su transmisión original, 2 discursos de Lawrence Wong, primer ministro de Singapur. Como se sabe, Singapur es el país más avanzado del planeta en prácticamente todos los indicadores de desarrollo humano, gracias a la visión de su padre fundador, el estadista Lee Kuan Yew. Una isla inmunda y desprovista de recursos naturales se convirtió, bajo el liderazgo de una clase política profesional que le apostó todo a la educación y formación de recursos humanos de alto nivel, en una súper potencia educativa, industrial, financiera, y poco a poco, tecnológica. Un país que la mayor parte de los observadores pensaban que no sobreviviría a su propio proceso de independencia, se convirtió en ejemplo mundial, y su dirigente, Lee Kuan Yew, en el visionario a quien Henry Kissinger confesó que le pedía opiniones sobre la política internacional. Bien, el primer ministro Lawrence Wong es digno heredero de esta tradición. En su primer discurso el fin de semana, grabó un breve mensaje para explicarle a la población la coyuntura que estamos atravesando y el final del orden mundial que conocíamos desde hace 80 años, antes incluso de la independencia de su país. La aspiración de Wong era reconfortar a la población, proyectar un mensaje de unidad y asegurarles que mientras le siguieran apostando a la formación educativa de su población, saldrían bien librados de esta crisis y las que vengan. Sin levantar la voz, Wong inspira a la gente a seguirse educando. Decir que da envidia es poco ¿cuántos líderes políticos conoce usted que estimulen a la población a seguir estudiando?. En el segundo discurso, pronunciado apenas ayer, Wong se presenta ante el parlamento de su país para recapitular la crisis del orden mundial y luego anunciar una serie de medidas con las cuáles Singapur le hará frente al desafío contemporáneo. No enfrentará a Donald Trump con aranceles, sino que el primer ministro Wong enfocará la energía de su gobierno a la búsqueda de socios y aliados en todo el mundo para construir un nuevo orden mundial capaz de suplir lo que se perdió con el actual capricho norteamericano. Wong buscará reconstruir un entorno favorable al libre comercio con aliados europeos y asiáticos, mediante la interacción personal con sus líderes (vale decir, viajando).

Eso por lo que toca a la creación de un nuevo orden internacional que asegure estabilidad y certidumbre a la actividad económica. Por lo tocante a las repercusiones inmediatas de la destrucción del viejo sistema internacional y la crisis, desaceleración y recesión que impactará la economía de Singapur, Wong asegura que ya tienen identificados los empleos susceptibles de pérdida. No solo eso, una vez perdidos esos empleos, el gobierno ya aseguró presupuesto para atender a los desempleados mientras se compromete a capacitarlos para conseguir otro empleo. Número dos, ya tiene preparadas una serie de medidas fiscales y apoyos a las empresas que resultarán lesionadas para ayudarles a seguir compitiendo en la economía global. El gobierno además se compromete a trabajar permanentemente en la búsqueda de nuevos mercados para exportar los productos de sus compatriotas y un paquete de becas y estímulos para todo aquel que desee estudiar otro posgrado a fin de prepararse mejor para el nuevo entorno económico (en Singapur la escolaridad promedio es posgrado). Compare usted con el Plan México… Vuelvo a pensar en ese magnífico libro del analista geopolítico Parag Khanna, The Future is Asian, pues nuevamente igual que en la pandemia, parece que los gobiernos mejor capacitados para enfrentar la turbulencia global serán los asiáticos. Mientras Europa y Estados Unidos se hunden en el marasmo populista en el que siempre ha habitado América Latina, los asiáticos dicen “vamos a estudiar más, todos nuestros recursos a la educación de nuestros hijos.” No solo eso, tienen un plan para atender los efectos nocivos de la crisis y están planeando la construcción de un nuevo sistema internacional mejor que el anterior, cuando menos a escala regional. “Para que no prevalezca la política de la fuerza, hagamos que impere la fuerza de la política” decía don Jesús Reyes Heroles.

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