El libro más importante, mejor escrito, y más estimulante desde el punto de vista intelectual que leí este año fue Israel Alone, de Bernard-Henri Lévy. Una obra de primer orden que sirve para poner en perspectiva los ataques terroristas del 7 de octubre de 2023 y el creciente antisemitismo de nuestro tiempo, que ya no es patrimonio exclusivo de la derecha, sino cada vez más, de la izquierda. En particular, de las izquierdas latinoamericanas, tan propensas a simpatizar con el terrorismo. Lo acontecido en Australia este fin de semana nos interpela, o debería interpelarnos como seres humanos, como ciudadanos de la aldea global, donde las agresiones raciales ponen en peligro no a un grupo étnico en particular, sino a todos. Israel Alone analiza la historia del antisemitismo en Occidente, no nada más entre actores políticos, sino en lo más profundo de la vida intelectual. Explica cómo la izquierda justifica todas las agresiones y violencia contra Israel amparándose en que supuestamente no se trata de antisemitismo, sino exclusivamente de antisionismo. Por las páginas del libro desfilan figuras de la talla de Menachem Begin, Shimon Peres, Ariel Sharon, Yitzak Shamir y Yitzak Rabin, así como las conversaciones personales que Bernard-Henri Lévy sostuvo con algunos de ellos.
La izquierda ha decidido apoyar un estado nación que no existe formalmente (Palestina) en la meta de sus grupos más radicales de borrar de la faz de la Tierra a Israel. “Desde el río hasta el mar” es un lema que aspira al exterminio de una nación completa y la izquierda no ha tenido problema en avalarlo y hasta corearlo en sus manifestaciones. Resulta por demás desconcertante la acusación de genocidio enderezada contra Israel, particularmente si uno considera que es el ejército israelí el que permite el ingreso de ayuda humanitaria a la zona. Los estados genocidas no permiten la llegada de ayuda humanitaria para sus supuestas víctimas ¿o sí? Es Israel el que desde un inicio pidió la entrega de los rehenes para concluir la guerra y fue Hamas, ese grupo terrorista al cual aplaude la izquierda, el que se negó a negociar. No solamente eso, sino que Hamas utilizó mujeres y niños como escudos humanos para evitar los bombardeos israelís y culpar a ese país del supuesto “genocidio.” Bernard-Henri Lévy demuestra en su libro que la lucha de Israel contra el terrorismo representa los ideales de Occidente, y ese país constituye la última defensa del pueblo judío frente al ascenso del nuevo antisemitismo. Y es que el gobierno mismo de Israel ha culpado, no tan veladamente, al gobierno australiano de auspiciar el antisemitismo al avalar el reconocimiento de Palestina. A su vez, la izquierda internacional ha buscado por todos los medios desacreditar a Benjamin Netanyahu (el famoso Bibi), cuya corrupción ha sido plenamente documentada, pero da la impresión que con su sólido respaldo a grupos terroristas, los grupos “progresistas” fortalecen al primer ministro israelí. Pareciera una discusión muy lejana para México. No es así. Recordemos las importantes contribuciones en todos los órdenes de la comunidad judía en nuestro país. Es fundamental oponerse a que la ola de antisemitismo global alcance México, pues ya vemos indicios de su nefasta influencia en las universidades y marchas juveniles. Vaya desde aquí, mi abrazo afectuoso a todos los amigos judíos, con mis mejores deseos para ustedes y los suyos en 2026. No se desanimen, a diferencia de lo que dice Bernard-Henri Lévy, Israel tiene muchos aliados.
Analista. @avila_raudel

