El libro político del momento en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda lleva por título A Different Kind of Power, las memorias de Jacinda Ardern, exprimera ministra de Nueva Zelanda. La autora es conocida a escala mundial por haber conducido su país exitosamente en medio de ataques terroristas, erupciones volcánicas y la pandemia del Covid. También, por su postura abiertamente antitrumpista en el escenario internacional. No solo eso, adquirió notoriedad por haber tomado la decisión de retirarse del poder a muy corta edad, con la conciencia de quien reconoce que ha hecho todo lo que puede en el servicio público y quiere dedicar tiempo a su familia. Hasta ahí, todo es historia conocida. Más allá de las anécdotas, lo llamativo del libro son sus reflexiones sobre la naturaleza del poder y el liderazgo. En concreto, el liderazgo político en la era del populismo. La autora declaró en una entrevista con el NYT: “La gente da por sentado que, como tenemos un tipo concreto de liderazgo en este momento, eso debe ser lo que buscan los votantes. Y no creo que sea cierto. Hay cuestiones muy reales que deben abordarse y que yo resumo como una profunda inseguridad financiera e incertidumbre ante un mundo muy cambiante. Los políticos pueden llegar a ese espacio con un mensaje de miedo y culpa, o pueden abordar la difícil tarea de encontrar soluciones genuinas”. Dice Ardern que vale la pena preguntarle a los padres de familia cuáles son los valores que quieren ver reflejados en sus hijos, y ésos serán los atributos por los cuáles votarán en un líder político. Es un asunto de autenticidad, pues dice “aportar a tu liderazgo los rasgos de carácter que tú mismo valoras como persona realmente parece resonar.” Desde luego, su posición se presta a una sana polémica. En el libro y en entrevistas recientes, ha declarado también que ella le pidió a su equipo de trabajo que nunca le mostrasen encuestas de popularidad, para no basar sus decisiones de gobierno y el destino de millones de personas en algo tan evanescente como eso. Ardern solicitó que mejor le mostrasen a diario los resultados de grupos de enfoque para tener conocimiento de cuáles asuntos públicos le preocupaban a su población. En referencia al orden público y el derecho a la manifestación, la exprimera ministra responde a los críticos que la cuestionan por no haber recibido a los manifestantes antivacunas que tomaron el parlamento de su país. “Sería irresponsable mandar el mensaje de que si estás en desacuerdo con algo, puedes ocupar ilegalmente los espacios públicos y además, tus demandas serán satisfechas. ¿Cómo podría autorizar eso?”. No está de más recordar que Ardern pertenece al partido laborista, es decir, que viene de la izquierda socialdemócrata en su país. No se le puede acusar de venir de la “derecha represora”, sino que viene de la tradición laborista, vale decir, sindicalista. Hoy, Ardern disfruta su posición como profesora invitada en la Universidad de Harvard, a la vez que ejerce su maternidad. Uno quisiera, desde hace muchos años, que figuras como Jacinda Ardern fueran los referentes de la izquierda mexicana. No obstante, tenemos que conformarnos con la admiración irrestricta de nuestros izquierdistas por gente como Cristina Fernández de Kirchner, con todas las implicaciones éticas y legales que eso supone, así como otras insignificancias intelectuales del populismo latinoamericano. Tal vez un día tengamos una izquierda decorosa en México, pero lo más probable es que no. A falta de izquierda, Morena.
Analista. @avila_raudel