Originalmente destinado a ser la residencia del empresario español Feliciano Cobián durante el porfiriato, el Palacio de Cobián terminó convertido por los gobiernos de la Revolución Mexicana en la Secretaría de Gobernación. Cuando alguien habla de la creación de instituciones por parte del priismo, se refiere a todo lo que rodea entidades como la Secretaría de Gobernación. Es un edificio imponente, lleno de historia y de anécdotas ciertas y falsas, por la talla de los personajes que despacharon en él. Cualquiera que haya tratado con un alto mando de la Secretaría de Gobernación en la era priista, sabe que sus servidores públicos tenían una mística distinta a la del resto de la administración pública. Callados, discretos, elegantes, dados a la intriga y conocedores de los entresijos más sucios, pero también los más interesantes y aleccionadores de la política mexicana. Quien trabajó en SEGOB conoce como pocos la parte más oscura de México, y por eso, aprecia mejor la parte luminosa. No idealiza ni sataniza la política o el país, los comprende. Si en algún espacio se adquiría sabiduría política y conocimiento real de la República Mexicana, era en la Secretaría de Gobernación.

Todo eso se lo debemos al General Plutarco Elías Calles, quien desde que ocupó su titularidad, convirtió a SEGOB en la imagen temible del poder y eso redundó en beneficio del país. Se le acusaba de reprimir, pero también se le reconocía su capacidad de garantizar la paz y la gobernabilidad. Al General Calles se le señalaba como asesino, y a la vez como negociador infatigable. Desde SEGOB, don Plutarco Elías Calles, para mi gusto el más eminente sonorense y uno de los más grandes mexicanos del siglo XX, ejercía el espionaje para suprimir brotes de violencia, pero también construía diálogo político de alto nivel. Desde ahí se vigilaban las marchas y manifestaciones, las actividades subversivas de la guerrilla y las investigaciones del periodismo. También se disuadía a los expresidentes de participar activamente en un sexenio que no fuera el propio. Escuela política de presidentes donde se familiarizaban con la gobernabilidad del país, eso era SEGOB. Puño de hierro, guante de terciopelo según la frase que se popularizaría varias décadas más tarde para describir a don Fernando Gutiérrez Barrios, otro colaborador de larga data de SEGOB y finalmente su titular. Por Gobernación pasaron intelectuales modernizadores de la talla de don Jesús Reyes Heroles y políticos tan sabios y hábiles como Adolfo Ruíz Cortines o el maestro Enrique Olivares Santana. En política como en la vida no es lo mismo ser inteligente o intelectual que ser sabio. Por el Palacio de Cobián desfilaron figuras de carisma innegable como Miguel Alemán Valdés, dandis como Mario Moya Palencia o personajes irascibles que imponían su autoridad por la fuerza como Gustavo Díaz Ordaz. Lo importante es que todos inspiraban respeto y temor. Si al PRI se le reconoce que mantuvo la paz y la seguridad en el país, eso se debía a la eficacia de la Secretaría de Gobernación. Todo se acabó con la llamada transición a la democracia. En la administración del presidente Zedillo hubo cuatro titulares de Gobernación en seis años, demostrando que se priorizaba lo económico sobre la gobernabilidad y el país empezó a írsele de las manos a la clase política. Ya con Vicente Fox, se desmanteló la institución para separar las cuestiones de seguridad de las cuestiones políticas, con esa demagogia panista que cree que el ejercicio del poder es una actividad bonita para divertir a la sociedad civil. En el primer gobierno panista, se le mandó avisar a los gobernadores que SEGOB ya no provocaría la destitución de ninguno de ellos, renunciando estúpidamente a su capacidad de ejercer presión política. En respuesta, los gobernadores crearon un organismo abiertamente ilegal conocido como la Conferencia Nacional de Gobernadores y humillaron un día sí y otro también, al poder ejecutivo. Desde entonces, el país camina al borde de la anarquía. La semana pasada, la CNTE desquició las calles de la capital del país y tomó las instalaciones estratégicas del aeropuerto más importante de México. También asesinaron a dos funcionarios del círculo más cercano de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Hay violencia sin control en Sinaloa desde hace más de 260 días, mientras grupos criminales se asesinan unos a otros cotidianamente en la vía pública y toman pueblos, carreteras y la capital del estado. Quien no vea la conexión entre desorden político y desorden en la seguridad pública, se tapa los ojos intencionalmente. La pregunta que uno se hace es ¿Dónde está la Secretaría de Gobernación? Una gran institución que tuvo grandes titulares, ojalá se le haga honor a esa tradición.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios