Continuamos la entrevista con el licenciado Jorge Pinto Mazal, cuya primera parte puede leerse aquí:

1.- ¿Me puede hablar un poco más de lo que me comentó, lo que hubo que hacer para convencer a los militares y policías de aceptar la amnistía?

Primero la autoridad del licenciado Reyes Heroles, que finalmente tenía habilidades diplomáticas para promover principios y en ese momento, la democratización del poder, además, un gran poder. Luego, explicar las razones para no mantener una situación de guerra limitada. Esa violencia guerrillera estaba en contra de los intereses de policías y militares. Naturalmente, también iba en contra del interés de toda la sociedad. Lo más importante es que don Jesús era visto como un interlocutor respetado por sus colegas el secretario de defensa y el procurador. Les explicó porqué no podía mantenerse una situación que deterioraba al país y a las instituciones que ellos mismos representaban. Igual que con la reforma política, mandó hacer investigaciones y estudios sobre amnistías en el mundo. No puedo citar todos los ejemplos, pues no los recuerdo, pero señaladamente en Argelia. Hubo mucha insistencia en que amnistía significaba olvido. El Olvido tenían que asumirlo quienes padecieron cárcel, olvido de los partidos políticos que en algún punto apoyaron la lucha armada y olvido de los militares y policías que tenían muertos caídos en combate contra el terrorismo.

2.-¿Qué argumentaban los militares?

El argumento era muy sencillo y entendible. Van a salir de la cárcel y van a seguir matando y delinquiendo. El argumento principal contra la amnistía era “¿vamos a perdonar a quienes asesinaron a nuestros colegas?”, y del lado de la izquierda “Vamos a exponernos a que nos maten en la calle quienes nos conocen y reconocen. Pueden perseguir a nuestras familias.” De ambos lados había suspicacia. En una argumentación política abierta, en una época donde el diálogo que se promovía era real, Reyes Heroles garantizaba que se trataba de un esfuerzo de buena fe. Reyes Heroles no buscaba la presidencia y estaba impedido legalmente para ser candidato. Le interesaba realmente resolver los grandes problemas del país en 1977. Problemas que había estudiado y entendido muy claramente.

3.- ¿Estas discusiones se ventilaron en los medios de comunicación o se produjeron tras bambalinas?

Un poco de ambos. Eran cosas que sucedían públicamente. Se liberó a los presos políticos, hubo un compromiso de no perseguirlos y los presos políticos se comprometen a dejar las armas e inscribirse en los partidos a los que ya tenían acceso institucional. Aquí había principios muy claros. Las autoridades alegaban tener de su parte el derecho, y los guerrilleros argumentaban tener de su parte el idealismo político. Culpaban al régimen de no haberles dejado otro camino que las armas. La reforma política ya estaba aprobada y eso evidentemente que apareció en los medios de comunicación.

Otro elemento importante en ese proceso fue la creación de instituciones independientes que los protegieran. El escritor e intelectual Jose Luis Martinez, padre del embajador, recibió la encomienda de investigar sobre el sistema del Ombudsman escandinavo y otros defensores del pueblo, como el de España.

4.- ¿Otros secretarios del gabinete participaron en la reforma política, aparte de don Jesús?

Yo creo que no. No recuerdo ningún secretario activamente involucrado. Eso sí, don Jesús tenía reuniones de gabinete donde tocaban el tema. Quizá con el secretario de hacienda para temas presupuestales. Eran negociaciones internas del gobierno, concretamente la relativa al financiamiento de la reforma.

Como Secretario Particular en asuntos de trabajo, hablaba con otros secretarios particulares, como el General Cervantes Aguirre y me reunía con otros colegas como Javier Barros Valero que era el particular en Comercio de Fernando Solana, con Oscar Levin, Secretario de David Ibarra, y con Delfín Sanchez Juarez que fue Secretario particular de Porfirio Munoz Ledo, Secretario de Educación en esa época.

5.-Dentro del PRI, es de suponer que también hubo resistencias…

Qué bueno que me pregunta. Si algo hizo don Jesús fue separar la Secretaría de Gobernación del PRI y tratarlo como a un partido más, sobre todo por haber sido él Presidente de esa institución partidista. Distinguía su militancia de su responsabilidad institucional. De hecho, no se llevaba bien con el licenciado Sansores, entonces líder nacional del PRI. Reyes Heroles fue muy claro, “aquí en la secretaría no hay partidos.” Por eso le digo, cuando abrió la negociación de la reforma, el requisito indispensable era la consistencia. Nunca fue un secretario que estuviera promoviendo los candidatos del PRI.

6.- Y figuras transexenales como Fidel Velázquez o el profesor Hank ¿se expresaron sobre la reforma?

Seguramente, pero más aún los gobernadores, pues las legislaturas locales debían aprobar la reforma y no se hizo al vapor. Me parece que también hubo foros sobre la reforma política en los estados, aunque fueran más cortos. El carácter de don Jesús fue siempre institucional. Nunca personal. No estaba buscando otro puesto. No había la menor posibilidad. No se movía políticamente. Su movimiento era su ideología y su conducta. Eso desde que fue titular de Pemex le dio gran autoridad moral.

7.- Quisiera que hablara un poco más de la visita de figuras internacionales que trajo don Jesús para la reforma, como Felipe González.

La idea era que como se trataba de visitantes distinguidos, los miembros de la izquierda mexicana lo recibían en el salón VIP del aeropuerto. Se ponía a su disposición la casa de visitas del ISSSTE en Morelos, para que tuvieran tiempo de platicar con los partidos mexicanos. No solo eran reuniones con don Jesús. En el caso de España, no solo se invitó y vino Felipe González, sino también el que seria alcalde socialista de Madrid, Enrique Tierno Galván. Algunos contactos se hacían por conducto de las embajadas de México en los distintos países.

8.- ¿Y se cumplió el objetivo?

Bueno, a los partidos mexicanos de izquierda les llamaba la atención. Los visitantes habían hecho política en la calle o en la clandestinidad, como los mexicanos que buscábamos integrar a la via institucional. Los españoles también venían de partidos proscritos, habían padecido una terrible dictadura franquista. Finalmente, tenían mucho en común, pues algunos incluso habían estado exiliados. Tenían mucho qué decir de la oportunidad de acceder por vez primera al gobierno y dejar la lucha extralegal. La ley tenía umbrales muy bajos (1.5% para tener acceso al 25% de representación proporcional). La idea era facilitar y garantizar la participación. Fidel Velázquez era un caso aparte porque tenía poder real, más en el PRI y en el movimiento sindical… pero le tenían respeto a don Jesús, pues estaba buscando seguir principios legales. Don Jesús mandaba mensajes a los sindicatos. A mí me tocó verlo.

9.-La reforma tuvo cobertura en prensa, ¿pero en televisión?

Sí estaba Zabludovsky, pero la televisión de aquel tiempo no era muy política. El entorno mediático no se parecía al de hoy, con noticias las 24 horas y difusión masiva en redes. Tampoco había mesas de debate todo el tiempo en televisión. Zabludovsky sí le dio cobertura a la visita de Felipe González, para eso había una plataforma informativa liberal... en ese aspecto.

10.- ¿Usted acompañó a don Jesús a algún acuerdo con el Presidente de la República para tratar la reforma política?

No, pero ayudaba a preparar esos acuerdos. Tenía la agenda y me enteraba, pero eran reuniones uno a uno.

11.- Don Jesús escribió grandes discursos. ¿Los hacía solo o le ayudaban?

100% solo, tenia una biblioteca llena de clásicos liberals. De ahí su famosa obra El Liberalismo Mexicano, pero también leía los grandes defensores de la libertad como Stuart Mill y Benjamin Constant. Me dijo que estaba rodeado de gente que le decía que todo estaba bien, que era maravilloso, desconfiaba mucho y prefería escribir solo. Al invitarme a trabajar con él, me dijo que mi trabajo sería el de buscar los errores, lo que estaba mal , ‘el pelo en la sopa’. Su evaluación de mi trabajo sería no por la capacidad de halagarlo, sino de ser crítico, sin tener miedo a contradecir y no estar de acuerdo. Esa es otra lección que le debo a Don Jesus: ir contra la corriente, ver el otro lado y evitar el halago, que puede ser degradante.

12- Hábleme de la relación de don Jesús con los intelectuales de la época.

Los invitaba a comer. Entre ellos, a Rafael Segovia, Mario Ojeda, Víctor Urquidi, Soledad Loaeza, Jaime Garcia Terrez, Flores Olea, el lic. Oscar Reyes Retana que fue su colaborador en Pemex, Enrique Krauze y muchos más que no recuerdo ahora. Fue amigo de Carlos Fuentes, incluso invitaba a Muñoz Ledo, a quien respetaba intelectualmente, no obstante algunas diferencias. Otro escritor que alguna vez lo visitó fue Gabriel García Márquez. Había buena relación con don Julio Scherer… Reyes Heroles repetía “lo que resiste apoya”; entonces hablaba con los críticos. “Al enemigo, puente de plata”. Definitivamente una excelente relación con Julio Scherer. En esas comidas con don Julio estaba Gabino Fraga, don Ernesto Álvarez Nolasco, Jose Luis Lamadrid y en algunas yo los acompañé.

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