A fines del año pasado, Romano Prodi, ex primer ministro italiano y ex presidente de la Comisión Europea, publicó un estupendo libro autobiográfico:  Il dovere della speranza. Prodi es reconocido internacionalmente como el primer político que derrotó en 1996  al populismo encarnado nada menos que por Silvio Berlusconi, un empresario mujeriego pero misógino, magnate de los medios, aficionado al golf y agresivamente nacionalista. Prodi tuvo que lidiar pues, con el precursor del trumpismo. En su libro, Prodi refiere una anécdota de su relación con Mijail Gorbachov. El mandamás de la Unión Soviética llamó al italiano para preguntarle por qué si Prodi era un economista de izquierda, apoyaba el libre mercado. Lo interrogó sobre los beneficios de una economía abierta frente a las desventajas del estatismo y las empresas públicas. Prodi le contestó más o menos lo siguiente “Sé que usted tiene un origen campesino y seguro le gusta, como a mí, la vida en el campo. Cuando uno ha pasado largas temporadas en él, aprende mucho de la política y la economía viendo a los animales. Usted sabrá, por experiencia propia que, a diferencia del mito popular, los perros de las granjas corren más rápido que las liebres. ¿Se ha preguntado usted por qué si los perros son más veloces, casi nunca logran detener a las liebres que se meten a comer en su territorio? La respuesta es muy simple, el perro tiene un amo, mientras que la liebre trabaja para su propio beneficio. Es cierto, el perro tiene asegurado un hogar para dormir, pero solamente recibirá la comida que le arroje su amo, por lo general las sobras. La liebre no tiene un refugio asegurado, pero sabe que el fruto de su trabajo será para ella y no tendrá que compartirlo con un amo.  ¿Quién cree usted que le pone más esfuerzo y dedicación a correr? Los perros son todos aquellos seres humanos que trabajan para el Estado y saben que los despojará del fruto de su trabajo mediante impuestos. Por ejemplo, los administradores de empresas públicas. Saben que, si le va bien o mal a la empresa, ellos no ganarán nada excepto el reconocimiento de su amo y algunas sobras que quiera arrojarles.

Las liebres son aquellas personas que trabajan para su propio beneficio y no tienen que entregar el fruto de su trabajo al gobierno. El perro de granja se la pasa echado todo el día y trabaja solo si se ve forzado a hacerlo, pues sabe que independientemente de su desempeño, su amo le regalará comida y refugio. Eso sí, el día que el amo amanece de mal humor, puede tratar a patadas al perro, dejarlo sin comer o hasta echarlo de la casa. A fin de cuentas, el perro lamerá las botas de su amo, pues ya tiene miedo de la independencia y se resignará a cualquier trato que reciba del estado, quiero decir, de su amo. Por su parte, la liebre tiene que andar de arriba para abajo todo el día porque sabe que solo cuenta consigo misma. ¿Cuál de los dos animales será más productivo?”. Gorbachov se quedó estupefacto ante la analogía empleada por Prodi. Pensaba en esto al leer los sombríos pronósticos de la OCDE para el crecimiento de la economía mexicana este año. ¿En verdad en un momento tan delicado para México podemos darnos el lujo de sostener una aerolínea pública? ¿Esa y otras empresas públicas que solo pierden dinero son prioritarias para el país? No conozco ni tengo referencias del nuevo secretario de Hacienda, pero ojalá leyera el nuevo libro de Romano Prodi, un economista de izquierda como él. Se trata de contagiarnos a los mexicanos el deber de la esperanza, pero necesitamos que dejen operar a las liebres…

@avila_raudel

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