Generar equipos de alto rendimiento es una de las premisas fundamentales para todas las organizaciones. La competencia, los cambios en las preferencias de los consumidores, los avances tecnológicos, las nuevas regulaciones y restricciones sanitarias, entre otros, son fuerzas que ejercen una presión constante en las organizaciones para que logren un desempeño sobresaliente en cada ámbito de su estrategia y operación.
La confianza, la comunicación y el empoderamiento son condiciones que se encuentran en estos equipos que logran resultados extraordinarios. Si bien la motivación intrínseca de la persona también se relaciona con su desempeño individual, el enfoque más importante debe estar en los equipos. En ellos, los tres elementos que se mencionan al inicio son las condiciones que facilitan trabajos coordinados y colaboración, claridad de objetivos y metas, resolución de conflictos y problemas.
Empecemos por la confianza, que es un juicio que debe existir entre un líder y su equipo de manera recíproca. Es importante entender las dimensiones de la confianza, ya que ningún equipo de alto desempeño puede operar sin ella. Decir que se confía en alguien, es decir que uno cree que la otra persona es capaz de realizar lo que se le pide o lo que dijo que haría. Es decir, la confianza se establece primero cuando hay una creencia en la competencia del otro. En segundo lugar, la confianza se basa en la creencia de la integridad y honestidad del otro. Creer que cuando se hace una promesa, realmente se tiene la intención de cumplirla. Y finalmente, la confianza está basada en la creencia de que los demás se van a hacer responsables de su promesa. Es decir, que se van hacer cargo de cualquier problema que surja durante la ejecución de la misma. En un equipo de trabajo donde no existe confianza, impera el control, la individualidad, la presión. Esto merma no sólo el ambiente de trabajo, como también los resultados. Todo líder debe trabajar primero en construir confianza basada en la competencia, integridad y responsabilidad de cada persona.
Luego está la comunicación, sin duda uno de los elementos medulares no solo para construir confianza, sino también compromiso y motivación en el trabajo. Marcus Buckingham y Ashley Goodall describen en el libro Nine lies about work ocho aspectos que predicen un alto desempeño sostenible en los equipos. Por lo menos la mitad de ellos están directamente relacionados con la comunicación de los líderes, entre colaboradores, y de toda la institución. Es el caso de afirmaciones como: estoy entusiasmado con la misión de la empresa, entiendo claramente qué se espera de mí en mi trabajo, tengo una gran confianza en el futuro de la empresa, y tengo el apoyo de mis colegas.
Sin comunicación no se llega a acuerdos, sin acuerdos no se establecen metas, y sin metas no construimos sueños compartidos. La comunicación en las empresas también tiene diferentes dimensiones. Por un lado, deben existir acciones que permitan compartir ambiciones, valores y otros elementos característicos de la cultura de la organización. Estas son estrategias de comunicación que sirven al propósito de inspirar a todos los colaboradores abonando a la consolidación de una visión compartida de futuro y sentido de pertenencia. Hacia adentro de los equipos, el proceso de comunicación más frecuente es aquel que implica coordinar acciones, es decir, hacer solicitudes, asumir compromisos, entregar y evaluar el cumplimiento de estas promesas. Infelizmente, gran parte de los mensajes, reuniones y llamadas no tienen claridad en su objetivo y público meta. Esta problemática es una fuente constante de frustración, que se puede observar en frases muy trilladas como “yo no sabía”, “nadie me dijo”, “lo que yo entendí fue”, “yo sí envié el mensaje, no es mi culpa si no me hicieron caso”, y muchas otras que son parte de la comedia corporativa. El “estás en mute” que tanto hemos escuchado durante la pandemia es un problema mucho mayor a tener el micrófono de la computadora apagado. ¿En cuántas ocasiones alguien llevaba el micrófono encendido y no fue escuchado?
Finalmente llegamos al tercer elemento, el empoderamiento con responsabilidad, que es el resultado de que la comunicación y la confianza operen de forma integrada. Esta condición es la semilla para que cada una de las personas del equipo sea capaz de resolver lo que se le presente. Permite lograr las metas, estar enfocados a los clientes o usuarios, hacer un uso eficiente de los recursos, ser flexibles en la forma de decidir y actuar, generar mejoras e innovaciones. Al empoderamiento con responsabilidad, agregamos un liderazgo de servicio - con una pirámide invertida - que implica que el líder comprende que su misión es facilitar el trabajo de sus colaboradores y ayudarlos a crecer. Esta es la antesala para activar la inteligencia colectiva, permitiendo a la organización operar como una entidad casi orgánica, con una velocidad evolutiva que la lleve al umbral que permite convertir los sueños en realidad.
Con base en lo anterior, te invitamos a reflexionar ¿Cómo estás gestionando tu equipo? ¿Cuáles son los principios de los que estás partiendo? Existe una gran diferencia entre un grupo de personas y un equipo. Para que se logre un equipo se debe invertir en confianza, comunicación y empoderamiento con responsabilidad. Lo bueno es que esta es una de las pocas inversiones donde los resultados están garantizados.
Rafaela Diegoli, decana región Centro Sur de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey
Jorge Ordóñez, director de la División de Negocios del Tec de Monterrey Campus Puebla