JENNY SEALTIEL / POR MÉXICO HOY
Si usted, lector, no sabe qué son los OPLES, no se preocupe; prácticamente nadie lo sabe. Resulta que los OPLES significan Organismos Públicos Locales Electorales. Están encargados de organizar las elecciones de cada una de las 32 entidades que componen nuestra República Mexicana: gubernaturas, diputaciones locales y ayuntamientos.
Los OPLES se llaman así desde 2014 y se integran por un Consejo formado por seis consejeros electorales y un consejero presidente y una estructura parecida a la del INE.
¿Por qué abordar este tema? Porque en la propuesta de Reforma Electoral incluida en el “Plan C” del expresidente López Obrador, y probablemente retomada por la presidenta Claudia Sheinbaum, se propone desaparecerlos y que el INE absorba sus funciones, lo cual desde mi punto de vista rebasaría al mencionado instituto.
Por ello, en este artículo hago una propuesta partiendo de una experiencia personal: yo fui Consejera Electoral del entonces Instituto Electoral del Distrito Federal IEDF -como antes se llamaba- en las elecciones de 1997; la primera de Jefe de Gobierno, cuyos candidatos fueron: el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas por el PRD -que como se sabe fue el ganador-; el fallecido Carlos Castillo Peraza, por el PAN, y Alfredo del Mazo, por el PRI.
Los consejeros no fuimos permanentes; solo funcionamos un año, el electoral: de diciembre de 1996 a diciembre de 1997. El resto del año, solo operaba la Junta Ejecutiva conformada por un presidente, secretaria ejecutiva y direcciones generales.
Organizamos y supervisamos la elección de Jefe de Gobierno y 40 diputados locales; y coadyuvamos con el IFE en las de los 30 diputados federales y senadores.
Los consejeros teníamos además otra ocupación, no estábamos de tiempo completo; nuestro sueldo mensual era de $15,000, sí no me equivoqué, lo pongo con letra: quince mil pesos. Contamos con un solo ayudante que estaba de tiempo completo, cuyo sueldo mensual era de $5,000 pesos, sí, cinco mil pesos. Y nos pusieron una asistente para los seis por parte del IEDF.
No tuvimos asesores, pero sí el apoyo de los Consejeros del entonces IFE, cuyo presidente era José Woldenberg. Por cierto, el primer consejo ciudadano y para mí el mejor que hemos tenido.
Para tener certeza y confiabilidad, nos dimos a la tarea de renovar los consejos distritales: los 40 locales y los 30 federales: 420 consejeros en total.
Lo hicimos a punta de telefonazos y visitas entre conocidos, organizaciones sociales y hasta vecinos interesados en participar. Aclaro que no había Facebook ni WhatsApp, lo que hubiera facilitado la tarea.
La Junta Ejecutiva, cuyo presidente era Manuel González Oropeza, se ubicaba en la colonia Escandón y nuestros espacios de trabajo eran pequeños y austeros. Para sesionar el consejo montaba temporalmente –creo que en el garaje- sillas de aluminio y una mesa para el consejo.
Aprovecho para hacer mención a mis compañeros integrantes de aquel Consejo: Carmen Aristegui, Rosa Ma. Mirón, Rosa Ma. De la Peña, Fernando Serrano y Andrés Albo. Por cierto, el único consejo con mayoría de mujeres del país en 1997.
Con estos antecedentes, mi propuesta es:
No desaparecer del todo los OPLES –por favor cámbienle el nombre a Institutos Electorales Locales-. Dejar sólo la Junta Ejecutiva en cada entidad con algunas direcciones básicas para coadyuvar con el INE; y que los Consejeros solo funcionen el año electoral con un cargo honorífico, una pequeña remuneración para gastos y uno o dos asistentes.
Se puede y debe evitar el derroche. No se requieren locales grandes ni lujosos, asesores o mucho personal administrativo. Al respecto, me sorprendió cuando fui al nuevo IEDF, su gran sala de consejo -emulando al INE- y sus amplias instalaciones, sobre todo comparado con el inmueble donde yo fui consejera
Con esto se ahorraría el sueldo de los consejeros, sus ayudantes y asesores, así como el pago de grandes instalaciones, ya que, en este caso, coincido con el expresidente: las elecciones en México son muy onerosas.
@pormxhoy