Odette Ferrer Aldana
¿Por qué importan los océanos? Porque producen la mitad del oxígeno que respiramos, absorben un tercio del dióxido de carbono (CO₂) y sostienen a millones de familias.
Del 9 al 13 de junio, en Niza, Francia, se celebró la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC-3), organizada por Francia y Costa Rica, donde la delegación mexicana —encabezado por la canciller Alicia Bárcena— presentó un paquete de compromisos para sanear y proteger el mar.
¿Cómo lo hará México? Con una nueva política para cuidar mares y dunas, restauración de manglares-arrecifes-dunas y una estrategia para limpiar playas. En juego está cumplir la meta 30×30: proteger el 30 por ciento de los océanos del mundo antes de 2030.
La UNOC-3 abrió el debate sobre la crisis marina: más calor, más plástico, menos peces… y huracanes cada vez más feroces. Los manglares mexicanos, capaces de capturar hasta cuatro veces más carbono que los bosques tropicales, amortiguan la fuerza del viento y las olas cuando un ciclón toca tierra; son nuestra primera línea de defensa. Si los gobiernos cumplen sus compromisos, el mar tendrá futuro; si no, nos esperan más minería submarina, sobrepesca, contaminación y temporadas de ciclones devastadores.
La delegación mexicana planteó tres acciones clave:
1. Una nueva política de mares y costas.
2. “Es el momento de restaurar, de reforestar… manglares”.
3. Acuerdo global sobre plásticos.
La gran novedad de la cumbre fue la adopción del Plan de Acción de Niza sobre los Océanos, que agrupa más de 800 compromisos voluntarios de gobiernos, científicos, organismos internacionales y sociedad civil. Asistieron 75 jefes de Estado y 30 agencias de la ONU.
Un tema clave fue el Tratado de Alta Mar, que aborda la biodiversidad más allá de las jurisdicciones nacionales. Ya fue firmado por México el 20 de septiembre de 2023; solo cuando 60 países lo ratifiquen, se podrá avanzar hacia la ratificación universal. Este tratado permitirá proteger áreas marinas fuera de las fronteras nacionales, donde hoy reina el vacío legal.
Durante los días de trabajo hubo participación de países latinoamericanos como Panamá y Honduras, así como paneles temáticos sobre financiamiento azul, pesca sostenible y contaminación plástica. Chile y Corea del Sur se ofrecieron para organizar la próxima edición.
Se discutió la creación de una Conferencia de las Partes (COP) de los océanos, es decir, una cumbre con compromisos claros y seguimiento, como se hace con el clima. Sería una manera de asegurar que estas promesas no se queden en papel. La clausura de la conferencia fue entusiasta, aunque aún sin acuerdos legalmente obligatorios. Aún así, hay grandes victorias como el lanzamiento de un barómetro anual del progreso oceánico.
Adicionalmente, 96 países apoyan un Tratado Global contra el Plástico; subraya su urgencia el caso de los micro plásticos desprendidos de un cohete de SpaceX que contaminaron el ecosistema marino de la frontera entre Texas y Tamaulipas, con grave riesgo para la pesca y la salud pública.
A pesar de los avances en Niza, la silla vacía de Estados Unidos fue imposible de ignorar: mientras las grandes potencias aún apuestan por la minería submarina, los huracanes que se intensifican en el Golfo de México y golpean por igual a México y a las costas estadounidenses recuerdan que el océano no espera diplomacias a medias.
Estudiante del CIDE, para Por México Hoy.