Pola Grijalva

An arancel es un impuesto a la importación que se aplica en las aduanas del país receptor, utilizado para controlar el flujo de mercancías, tecnología y armamento. El imperio británico impuso aranceles extensivamente para impedir el desarrollo de las colonias. Después en los 60, los países emergentes adoptaron estas medidas de protección de sus industrias y fue hasta la creación del GATT-OMC, que se fueron desmantelando. Estados Unidos, a través del Banco Mundial y FMI, impulsó la implantación de políticas de apertura comercial en el mundo entero, pues quería vender sus productos y servicios, sin restricciones.

Hoy esa política se tambalea y estamos pasando de la era de la “globalización” a la era de la “geopolítica”, donde los países se posicionan en función de sus intereses estratégicos y no solo por más comercio y atracción de inversiones directas.

El Sr. Trump llega por segunda vez a la presidencia de EU con un gran apoyo popular, haciendo de la imposición de aranceles una parte central de su discurso para atraer el voto de los electores y ejerciendo presión a los dos países con los que tiene los déficits comerciales más grandes: México y China.

Declaró que, desde su primer día como presidente, ejercerá contra México la mayor presión para detener la migración ilegal y el tráfico de drogas y eso será imponiendo aranceles de 25% a todos los productos mexicanos y hasta 100% a los autos. Para China será el 60% en general.

Los efectos económicos de esta medida en Estados Unidos serían múltiples: aumento de precios al consumidor y al productor, que a su vez generan presiones inflacionarias, imposición de aranceles por parte de México y reducción de la demanda de los productos estadounidenses como gas, lubricantes, alimentos, partes, maquinaria, aviones, etc.

En México se afectarían sensiblemente las exportaciones de sectores clave como el automotriz y agroindustria. Esto podría desacelerar la economía con efectos en el empleo y la inversión, y a su vez podría depreciarse el peso frente al dólar, encareciendo las importaciones y generando inflación.

Pero también habría que considerar un posible efecto benéfico, México se vería forzado a diversificar sus mercados de exportación y aunque esto podría implicar tiempo y recursos, definitivamente es un escenario viable.

En el 2019, ante esta misma amenaza, México respondió aceptando “Quedate en México” y el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera sur. Sin embargo para 2021, el flujo de indocumentados en la frontera entre Estados Unidos y México alcanzaron cifras récord y no han disminuido, destacando que las medidas unilaterales y punitivas no abordan las complejidades del fenómeno migratorio.

Una solución efectiva debe enfocarse en la cooperación regional y el desarrollo de políticas integrales: inversión en el desarrollo económico de América Latina a través de programas que fomenten la creación de empleo, el acceso a la educación y la mejora de la infraestructura y la salud. El refuerzo de los sistemas de asilo y refugio, junto con vías legales para los migrantes y refugiados, permite una atención más ordenada y humanitaria.

México con los países de la región deben trabajar juntos para abordar las causas de raíz, como la violencia, la pobreza y los efectos del cambio climático, convocando un compromiso estadounidense de mayor alcance, pero con respeto a las soberanías.

Una estrategia basada en la cooperación, es el único camino para abordar de manera sostenible esta crisis. Las medidas unilaterales, como los aranceles, no sirven para enfrentar un desafío que requiere esfuerzos coordinados en todo el hemisferio y más allá.

@PolaGrijalva. Por México Hoy

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