Ayer se llevaron a cabo las elecciones en 6 entidades federativas.

Hasta el cierre de la edición de El Gran Diario de México, Morena el partido dominante, ganó los estados de Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas.

Las alianzas partidistas en torno al PRI/PAN/PRD ganaron Aguascalientes y Durango.

El resultado es positivo para MORENA, partido-movimiento que no para de crecer, que cuenta con un liderazgo insólito, poderoso, que lleva a esta formación política a continuar con su estela de triunfos.

Sobre todo porque sigue ganando en estados altamente poblados, lo que significa padrones electorales abundantes, claves para sus posibilidades de ganar la elección presidencial en 2024.

Aguascalientes fue la entidad que vivió una intensa lucha política porque es un bastión de la derecha: ahí no había trabajo partidista de Morena, la candidata Nora Rubalcaba hizo un esfuerzo titánico por crecer en las preferencias y remar cuesta arriba: deja un legado importante para el futuro.

En todos los procesos electorales realizados en estas entidades federativas se notó la figura presidencial, que refleja una comunicación política persistente y efectista en sus giras, que dejan huella sobre todo en segmentos de electores marginados, esto es, en las capas más amplias del país.

Llama la atención los resultados en Oaxaca, independientemente de la auto contención política del Gobernador priísta, la presencia del Presidente AMLO en esas regiones y el liderazgo local de Salomón Jara, le brindaron un triunfo arrollador a Morena.

En este proceso el gran perdedor es el PRI, un partido político histórico que nace desde el poder, cuyo propósito fue mantener unidas a las fracciones de la familia política revolucionaria, que logró darle al país estabilidad e instituciones, que fue dirigido por diversos intelectuales y gobernantes claves en momentos de la vida pública nacional; ahora, sigue sobreviviendo a ras de suelo con imagen impuesta permanentemente al desprestigio y en pérdida consistente de posiciones de poder en la República.

Es tan grave su deterioro, que arrastró al PAN -el partido conservador de derecha-, al fracaso.

Aguascalientes es un padrón electoral marginal de cara a la elección presidencial de 2024.

Durango fue ganado por la alianza en un proceso sin fisuras al interior de la coalición opositora, con un candidato llevado de la mano del gobernador, en una operación electoral eficaz.

Es un estado con fuerte presencia del narcotráfico que ha encontrado hasta ahora su status quo, sin aspavientos en la intestina violencia nacional, en el que gobierna el PRI desde hace décadas.

El PRI tal vez mire su reloj político y vea que necesita renovarse urgentemente: cuenta con liderazgos probados como Beatriz Paredes o Manlio Fabio Beltrones; en un acto de renovación auténtica, pueden optar por Enrique de la Madrid para mostrar a sus electores que quieren dejar de lado las minas de sal que los ahoga.

El PAN atraviesa por una crisis de liderazgo terrible, no cuenta con figuras atractivas, honestas, capaces y cercanas a la gente en su actual cueva elitista.

Echarse chapuzones en albercas de la realeza europea, sólo genera desconcierto y animadversión en millones de mexicanas y mexicanos que luchan por la sobrevivencia diaria, a quienes la inseguridad y la carestía les lastima.

Con dirigentes huecos, superfluos, la derecha no podrá recuperar sus días de gloria en el mundo político mexicano.

Recorrer todo el país, pulsar la cotidianidad con la sensación de una comunicación directa con su Presidente, conocer de cerca los problemas de la gente, parece demasiado simple pero a su vez, lo más valorado por el electorado.

La gente sabe que sus problemas no van a ser solucionados de un día para otro, pero ser escuchada, sugiere un paso firme y serio para encontrar salidas.

También sabemos que quienes tienen el control de la posición en liderazgos partidistas, se enquistan y embelesan con sus propios cantos de sirena.

¿Hacia dónde vamos en el 2023?

El PAN, a pesar de la discusión interna que les puede llevar a la ruptura por el abandono a sus principios, irá con el PRI.

El PRI sí existe en el Estado de México: con Peña Nieto y el actual gobernador, se preocuparon de construir una poderosa estructura electoral que aún sobrevive.

El futuro de la Alianza Opositora dependerá si logran sumar a Dante, el gran mago de la política.

Dante no tiene estructura; los comicios del 2022 así lo prueban.

Pero Dante Delgado tiene un arma nuclear: el Candidato Colosio, de quien el pueblo siente el compromiso de darle la Presidencia que le arrebataron a su padre a la mala.

Y en ese escenario, la coalición opositora gravitaría para ganar, sólo si logra superar su momentum de orgullo tribal.

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