Hemos visto, a lo largo de estos 100 días de Donald Trump, en los medios masivos occidentales sobre todo, como las acciones del Presidente, de manera generalizada, son las acciones de Donald Trump son las vaticinadas.
Proliferaron las políticas autoritarias, acciones que rayan en la ilegalidad (por ejemplo en las prácticas de secuestro y traslado de personas a El Salvador, disfrazado de políticas migratorias), una especie de desorden a nivel institucional (paradójicamente, como una estrategia de gobernabilidad), afectación de derechos laborales de trabajadores del país, recorte de fondos federales a universidades privadas, y por lo tanto, todo ello, era justo lo que se esperaba.
Paradójicamente, en medios y especialistas escuchamos una especie de negación, lo asumen como inaudito e increíble lo que está pasando.
Consideramos que lo que sucedió en estos 100 días es justo lo que se esperaba.
Como lo hemos dicho en varios momentos, las acciones de debilitamiento de las instituciones y del Estado de Derecho de Estados Unidos, eran previsibles.
A escala internacional, la confianza en EUA se ha debilitado y está muy lastimada.
Así, la supuesta estrategia de negociación global en torno a los aranceles, que todo indica le saldrá muy contraproducente a Estados Unidos ante las posiciones del gobierno chino de Xi Jinping, no así para el enriquecimiento de Trump mismo y de sus cercanos.
Ello quedó manifiesto vía estrategias especulativas como la moneda liberty -patrocinada por Donald Trump- que recrea la expansión del negocio de criptomonedas y cuyo patrocinio desde Trump de vaivenes especulativos, conlleva la desaparición de miles de millones de dólares para EUA y su traslado, presumiblemente, a los amigos de Trump que gozaron de información privilegiada.
A su vez, la economía estadounidense ya resiente los primeros 100 días de la Presidencia: crece la inflación, las tasas de interés, la caída del turismo y productos en los puertos estadounidenses, además de que en los complejos comerciales -como alertó el CEO de Walmart- es previsible que veamos anaqueles vacíos en este verano en Estados Unidos.
Para Trump y su gabinete, todo esto se trata de una medicina amarga, dolorosa y necesaria, supuestamente contraerán una nueva ola de inversiones para su país.
Por supuesto, los economistas han expresado que aún si tuviera éxito con estas medidas antisistémicas hacia el resurgimiento industrial estadounidense, es poco probable que un crecimiento en ese sector pudiera jalar a la economía estadounidense del siglo XXI, como en el sector servicios de Estados Unidos o en el caso de Asia, el que implica una automatización tecnológica hiper sofistificada, en realidad nada parecido a la dinámica de la política industrial de EUA.
Hemos visto cómo Trump realiza estas acciones de corte autoritario al mismo tiempo en que se mantiene él como un espectáculo global, una especie de política de entretenimiento con su imagen y figura en el centro -a modo de cultivo de su narcisismo de poder- dada su profusa presencia en todos los medios, a todas horas y en todos los idiomas, que acompasa el teatro encantado de la crueldad de la crudeza de sus políticas y a la vez, le presenta como el primer actor de todo momento mundial: el pacificador de la guerra ruso-ucraniana, el seductor político de V. Putin, el nuevo Pontífice disfrazado después de la muerte del Papa Francisco.
Podríamos hablar de los 100 días de actuación y despliegue magistral de papeles escénicos.
Mientras, los demás países están en sus propias hojas de ruta de multilateralismo, aprovechándose en algunos casos del desorden de los aliados de EUA, que se han visto en la disyuntiva de perder a un líder unipolar y que ahora sin reglas claras, enfrentan la incertidumbre de sus decisiones y nuevos riesgos económicos y de seguridad regional.
Esto fue lo previsible, lo esperado, 100 días de certezas nos ha dado Trump, que lo han llevado a la mínima popularidad de un Presidente en la historia estadounidense,
contribuyendo a un clima de malestar social y potencial revuelta en varias partes de EUA.
En América del Norte, el efecto Trump acabó con el gobierno de Trudeau en Canadá, pero luego al verse las consecuencias de la política trumpiana, acabó con la esperanzas de conservadores canadienses, por lo que la muerte política de Trudeau se tradujo en un gobierno canadiense fuerte, buscando una posición dentro de los aliados liberales globalistas.
La estrategia mesurada del gobierno mexicano ha resultado adecuada y entramos en una fase, que implica el terreno de la renegociación del T-MEC, con indicios trumpianos de que se endurecerá sus posiciones, mientras Canadá y México pueden hacer crear mecanismos de entendimiento para hacer frente a este estilo confrontacional y abusivo del presidente estadounidense.
Veamos los siguientes 100 días de certeza de la Presidencia de Trump.
Pedro Isnardo De la Cruz es Doctor en Ciencias Políticas y Sociales y profesor en la UNAM. Publicó en 2017 Decisiones estratégicas presidenciales en EUA: El aprovechamiento de la ocasión en crisis de Seguridad nacional y Terrorismo. George W. Bush y Barack Obama (2001-2012).
Juan Carlos Barrón es Licenciado en Administración, Maestro en Estudios para el Desarrollo por la Universidad de East Anglia (Norwich, Inglaterra) y Doctor en Filosofía del Desarrollo Internacional. Actualmente es Secretario Académico del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM.