Donald Trump acumula capital político presidenciable para su reelección y ha recibido uno de los regalos más apremiantes de la Suprema Corte para su circunstancia: tiempo político de competencia vital.

Ayer, la Suprema Corte de Estados Unidos resolvió otorgarle con una votación de 6 a 3, “inmunidad absoluta” para “acciones que haya realizado dentro de su autoridad constitucional presidencial”. Con este veredicto de la Suprema Corte, Donald Trump es favorecido en su estrategia legal dilatoria para evadir su presunta doble responsabilidad en anular los resultados de la elección presidencial en 2020 que llevó a Joe Biden a la Presidencia y a la vez, de presumible incitación a sus partidarios a actos de sedición que derivaron en la toma del Congreso estadounidense el 6 de enero de 2021.

Al suspender de facto su procesamiento por ambos cargos federales particulares que, de haber sido encontrado culpable, hubiesen ameritado pena de prisión, con esa votación trumpiana, la Suprema Corte dio un arco de seis meses de impunidad de facto al expresidente republicano, colocándolo en los hechos por encima de la Constitución estadounidense y como intocable candidato presidencial por el sistema de justicia, quien de ganar el 4 de noviembre próximo, podrá asimismo en enero de 2025 una vez que toma posesión, ordenar el cese de los procesos judiciales federales en su contra.

Un manifestante llama a la unidad en EU, tras el
encono en el país por los juicios contra Trump. Foto: Mariam Zuhaub AP
Un manifestante llama a la unidad en EU, tras el encono en el país por los juicios contra Trump. Foto: Mariam Zuhaub AP

Los jueces de la Suprema Corte, sin embargo, codificaron que los tribunales de circuito podrán sustanciar las imputaciones respetando los poderes concluyentes y preclusivos de la presidencia (inmunidad absoluta), y deberá presentarse la evidencia procesal contra Trump en casos de inmunidad presuntiva (potestades que comparte con el Congreso federal o que están en la esfera de actuación riesgosa de la propia autoridad del Ejecutivo federal).

Este último es el caso del alegato público y legal de su exvicepresidente Mike Pence, quien argumentó que Trump lo presionó para que interviniera para impedir, en aquellos momentos decisivos, que se expidiera por el Congreso estadounidense la certificación de la victoria del actual presidente Biden.

El veredicto de “inmunidad absoluta” de la Suprema Corte da legitimidad en los hechos a la toma violenta del Capitolio y a su estrategia de manipulación que le encarnó como candidato permanente que logrará destruir al sistema que le fraguó el fraude electoral presidencial en 2020.

La mayoría trumpiana de jueces conservadores de la Suprema Corte consiente su impune esgrima legal y sagacidad.

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