Las políticas educativas tienden mejorar en la medida que los actores no gubernamentales las monitorean y cuestionan. Para ello se necesita, por un lado, la libertad de criticar pública y abiertamente y por otro, la capacidad de las y los servidores públicos para rectificar. Entre más cuestionamiento, mejor.

Dado que la y el político tienden a mentir, es tarea ciudadana y del opositor vigilar que las acciones con las que los gobiernos buscan resolver los problemas sociales estén dando buenos resultados. Si no fuese éste el caso hay que expresarse y hacerlo notar.

En congruencia con la vigilancia pública de la política, me llamó la atención que Nora Ruvalcaba, subsecretaria de Educación Media Superior, expresara hace unos días que “gracias” al programa de Becas para el Bienestar Benito Juárez se frenó y redujo el abandono escolar, el cual pasó, según ella, de 15.2 a 9.1 por ciento. Además, dijo, se “incrementó la matrícula en Media Superior y hoy 84 de cada 100 estudiantes llegan a ese grado educativo” (Boletín SEP 170). ¿Qué imprecisiones encuentra usted en lo reportado por la SEP?

Primero, no se menciona el periodo en que el abandono supuestamente se redujo y el año en que la cobertura se amplió. Al revisar el Cuarto Informe de Gobierno de AMLO, uno puede ubicar que el porcentaje de 15.2 de “abandono” escolar para la educación media superior corresponde a 2017, es decir, casi dos años antes de que existieran las becas del “bienestar”. Por esta razón, es erróneo atribuirle al programa de este gobierno la reducción – muy importante – del abandono de casi seis puntos porcentuales.

Segundo cuestionamiento, del 2020 al 2021 el abandono escolar en el bachillerato se elevó al pasar de 10.3 a 11.6 por ciento. Cierto, esto pudo ser una consecuencia directa de la pandemia. Pero también éstos y otros datos nos ayudan a cuestionar la efectividad atribuida a los programas de este gobierno. De hecho, el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social (Coneval) en su reporte sobre la medición de pobreza encuentra que entre 2018 y 2022 el rezago educativo se incrementó al pasar de 23.5 a 25.1 millones de personas. ¿Por qué si hay becas para todas y todos también hay más rezago?

Desde hace años, la investigación educativa ha mostrado que la exclusión escolar es causada por una serie de factores íntimamente ligados. No es sólo una cuestión de dinero, como asume de manera miope el gobierno de AMLO. La poca pertinencia de los currículums ante las diversas aspiraciones y culturas juveniles, las estrictas reglas con que operan los bachilleratos, el ambiente de violencia, los marcos de control y evaluación del aprendizaje, las regresivas prácticas docentes y los problemas familiares pueden, en conjunto, estar expulsando a los jóvenes de entre 15 y 17 de la educación media superior cuando ésta, por cierto, es obligatoria. Habrá entonces que repensar la equidad en el bachillerato, renovar los programas de becas y modificar las reglas en beneficio del joven.

Tercer y último cuestionamiento a lo reportado por la SEP. Si es verdad que ahora 84 de cada 100 jóvenes en edad de cursar el bachillerato lo hace, esto significa que es el mismo porcentaje de 2018. En cinco años, entonces, no ha habido avance en términos de cobertura en el bachillerato y es probable que no se alcance la meta planteada para 2024 de llegar a 90 por ciento. Es la mal llamada “Cuarta Transformación”.

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