Desde el año 2000 y siguiendo la preocupación por contar con productos sustentables, los inversionistas empezaron a incluir los factores medioambientales, sociales y de gobernanza corporativa en sus decisiones de inversión. Esta tendencia fue catalizada cuando en el 2006, la Organización de las Naciones Unidas lanzó un documento llamado Principios de Inversión Responsables, que trataba de cambiar el enfoque hacia empresas que tuvieran prácticas de desarrollo sostenible, promover prácticas de comunicación corporativa para que fueran más transparentes en el reporte de prácticas asociadas con el medio ambiente, lo social y temas de gobernanza corporativa. Un punto más se refería a excluir a empresas con operaciones o inversiones relacionadas con tabaco, alcohol, o armas.
Esto llevó a que las grandes compañías de gestión de fondos de inversión incluyeran en su portafolio de productos, instrumentos de inversión con estas características. Los llamados fondos ESG. Esto detonó el interés en segmentos de inversionistas con un alto interés en temas de sostenibilidad y empezaron a modificar las participaciones en los fondos de inversión para lograr una participación más alta de los fondos ESG.
Algunas noticias: Hace unas semanas la compañía BlackRock anunció su salida de la llamada ‘Iniciativa de gestores de activos cero neto’, una asociación dedicada a promover estrategias de inversión centradas en reducir las emisiones de carbono, después de que un grupo de inversionistas argumentó que la compañía estaba dejando de cumplir con la responsabilidad fiduciaria de proporcionarles el máximo retorno al no estar claro el grado en el cual se ajustan los portafolios de inversión considerando los criterios ESG. Aunque el asunto se ha arreglado entre las partes hace algunos días, esto sienta un precedente sobre la cambiante percepción de inversionistas y el público en general sobre dichos fondos ESG. Por otro lado, otras empresas como Coca Cola han dejado de usar el acrónimo ESG y ahora le denomina “negocio responsable”.
Milton Friedman planteaba en su ya histórico ensayo “La responsabilidad social de las empresas es aumentar sus beneficios” publicado en The New York Times Magazine en 1970, que, cuando los hombres de negocios decían que la empresa tenía la responsabilidad de preocuparse no sólo de las utilidades sino también de tener una conciencia social que los llevara a evitar la contaminación, proveer empleo o eliminar la discriminación, en realidad estaban predicando una versión pura y no adulterada de socialismo. Esta visión del sistema económico se fue enverdeciendo con el paso de los años y considerando la evidencia sobre el aumento de temperaturas en el mundo.
Parece que en el tema de fondos ESG, el péndulo está regresando a la versión de Friedman y está dejando de considerar esa conciencia social que estaba ganando terreno en los últimos 20 años, y que estaba más centrada en los temas de cuidado al medio ambiente, enfoque en temas sociales y los medios adecuados para lograr utilidades.
Más allá de si el péndulo está en la versión de Friedman o en la versión ‘consciente’ de los fondos ESG, es un hecho que 2024 fue el año más caluroso de la historia, según Berkeley Earth, una organización independiente que hace investigación sobre el clima. Lo anterior ha provocado que durante 2023 y 2024, se exceda el límite de 1.5 grados centígrados, que plantea la meta del Acuerdo de París. Ni la versión de Friedman ni los fondos ESG por sí solos han probado ser un producto que por sí mismo ayude a mitigar el calentamiento global.
Es importante reflexionar sobre los supuestos de los modelos con los que las empresas -los gerentes- toman decisiones. Si el supuesto de las inversiones es hacia el rendimiento máximo entonces dejaremos de lado la preocupación sobre el cambio climático, con implicaciones para la vida de millones de personas. Si, por el contrario, el supuesto se centra en las preocupaciones sociales y ambientales ¿dejaríamos de lado las utilidades? ¿es posible llevar el péndulo a un punto medio? ¿qué hacer?
*Académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac México.