Me permito extraer algunos fragmentos de la entrevista que don Salvador Elizondo Pani concedió para el primer número de Los cuadernos de la Cineteca Nacional (Testimonios para la historia del cine mexicano, Salvador Elizondo, pág. 81):
“Mis pininos en el cine los realicé fundando una productora, ELSA, con los que se hizo la cinta Hoy comienza la vida, de la cual recuperé exactamente diecisiete pesos. Las películas costaban alrededor de unos treinta o cuarenta mil pesos, no más. Fracasé rotundamente y me di cuenta por qué. Se debía a que la historia, la adaptación, la dirección y hasta el productor, yo, éramos malos”.
“Posteriormente se me ocurrió meterme de lleno al negocio del cine y logré entusiasmar a mi tío, el ingeniero Pani, que en aquel entonces ya estaba separado de la política. Lo convencí de que construyéramos unos Estudios de Cine con su productora. Edificamos C.L.A.S.A. en la calzada de Tlalpan. Éstos, sin que fuera lo ideal, ni mucho menos, constituyeron un gigantesco paso hacia adelante. Creo que ha sido algo importante en la formación de la industria cinematográfica.”
“Los socios de C.L.A.S.A. éramos: el ingeniero Pani, don Hipólito Signoret —uno de los principales accionistas del “Palacio de Hierro”—, Aarón Sáenz, don Agustín Legorreta y yo. Todos llevaban una estrecha amistad con mi tío. Se metieron sin atraerles mayormente; ni siquiera sabían dónde estaban los Estudios”.
“Operábamos con capitales privados totalmente. No existía un solo centavo del gobierno. Las cosas se hacían cara al sol, sacándose el dinero de la bolsa. Todo se efectuó sin la ayuda de nadie. El manejo del negocio quedó en mis manos y en las del ingeniero Pani.
“Debutamos con Vámonos con Pancho Villa, de Fernando de Fuentes…”
En este ambiente de producción cinematográfica crecía el futuro escritor Salvador Elizondo. Jugaba en los jardines de los Estudios C.L.A.S.A a sus anchas. Sus fiestas de cumpleaños y posadas tenían lugar en los Estudios. Se metía a los foros, entraba a los camerinos de Gloria Marín o Arturo de Córdova. Existe aún un librito de autógrafos del niño Elizondo, donde recopiló las firmas con dedicatoria de prácticamente todas las estrellas y actores del cine mexicano de esa época… (Continuará)