Las historias del sofá y el espejo son muchas, algunas de éstas las he contado a partir de nueve instantes fotográficos que me dieron el pie para narrarlas; faltan muchas por contar, sin embargo, están plasmadas tanto en las entradas del Diario de Salvador Elizondo como en las fotografías que conforman mi archivo: esa es la magia de la escritura (manuscrita en un cuaderno) y de la fotografía instantánea.
El recuerdo de esos años, específicamente de 1972, me trae a la memoria lo importante que fue para nosotros (Salvador y yo) alcanzar un sueño que significaba, a su vez, un proyecto de vida. La unión de los espacios de los dos departamentos que logramos rentar nos llevó al entusiasmo de la mutua necesidad de experimentar con sendos oficios. Para pagar la renta y los gastos en general teníamos que trabajar mucho entregando trabajos por encargo, afortunadamente nos dábamos tiempos para experimentar en tratar de realizar una obra personal, sin ataduras. La apertura del espacio oscuro y lúgubre del departamento interior donde solamente entraba la luz hacia el ocaso del día cambió completamente cuando tuvimos la visión hacia el parque. Desde el amanecer hasta la una de la tarde, hora del cenit, la proa del barco-taller urbano era bañada por una luz cálida y acogedora, entonces Salvador se sentaba en el balcón de la proa, frente al parque, para tomar el sol con su cuaderno y pluma fuente a mano, escribiendo y mirando el acontecer del parque…
El producto de esta época es su libro El grafógrafo, quizás el más experimental que escribió, donde publica, entre otros, el texto que le da nombre al libro:
El grafógrafo a Octavio Paz
“Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo”.
Publico en esta ocasión el croquis que hizo Salvador de nuestro flamante hábitat, así como la fotografía que capturé de Salvador frente al Parque México escribiendo que escribía…