Podemos o no estar de acuerdo con la prueba PISA para evaluar el rendimiento académico comparativo entre países en matemáticas, lectura y ciencias, pero lo que no debemos pasar por alto es entender, al menos por curiosidad, qué están haciendo los países con mejores resultados, como Singapur. Consistentemente a la cabeza en la prueba PISA, Singapur es un país-estado de 5.4 millones de habitantes, comparable a los habitantes de Monterrey. Lo que han hecho en educación es esperanzador.
Con una visión clara sobre la importancia de la educación para el desarrollo del país, se han enfocado en generar los mecanismos necesarios para atraer a los candidatos más talentosos como profesores. Para impartir clases en los niveles básico, medio y medio superior, las y los profesores estudian, en el Instituto Nacional de Educación de la Universidad de Nanyang (NTU), un programa riguroso basado en tres dimensiones: valores, conocimientos y competencias necesarias para el siglo 21. Su enfoque está en la multidisciplinariedad, la innovación y la pedagogía. Ejemplo de ello es el Método Singapur que ha transformado la forma de aprender Matemáticas, desarrollando competencias únicas para la resolución de problemas.
Las escuelas públicas tienen una infraestructura de primer nivel que permite a las y los estudiantes desarrollarse de forma integral, con múltiples actividades académicas, deportivas y culturales. La exigencia es alta. La mayor parte del costo lo cubre el gobierno, pero los padres deben complementar el pago de colegiatura, siendo copartícipes en la educación de sus hijos.
En educación superior, Singapur cuenta con seis universidades públicas. La Universidad Nacional de Singapur (NUS) rankeada en el top 8 y la NTU top 26 (QS ranking mundial). Esta última ha alcanzado en tan solo 32 años de existencia colocarse entre las 30 mejores del mundo y cuenta con cuatro especialidades en Ingeniería y Ciencias rankeadas en el top 10 mundial, algo que ninguna otra universidad del mundo ha alcanzado en un periodo tan corto. Adicionalmente, el país cuenta con cuatro universidades especializadas en Negocios, Diseño, Tecnología y Ciencias Sociales y los Politécnicos que ofrecen programas de tres años fuertemente vinculados al mercado laboral. Con el fin de incentivar la filantropía, por cada peso donado a las universidades, el gobierno deduce entre 2 y 2.5 pesos a los contribuyentes. Además, han desarrollado un sistema meritocrático para financiar la investigación de calidad; las universidades compiten por fondos para la investigación, lo que ha permitido que destaquen a nivel global por la generación de conocimiento.
Para lograr todo esto, Singapur invierte el 2.5% del PIB en educación; México gasta el 2.9%. Esto significa que contar con un sistema educativo de excelencia va mucho más allá de los recursos asignados. Requiere de una visión que ponga a las y los profesores y estudiantes al centro, que apueste por la innovación educativa y que genere los incentivos correctos para que la sociedad en su conjunto comparta el propósito fundamental de que una educación de calidad es el motor del desarrollo de un país.
Vicepresidenta de Integridad y Cumplimiento. Tecnológico de Monterrey
@paulinacampos