La semana pasada se llevó a cabo en la Ciudad de México el Women Economic Forum Iberoamérica, un evento que reúne a mujeres líderes de diferentes ámbitos con el propósito de impulsar la participación femenina en la economía.
Ha habido avances en los diez últimos años. En México, de acuerdo al INEGI, la participación económica de las mujeres aumentó de 43% a 46%. Sin embargo, el promedio del resto de los países que integran la OCDE es de 67%. Estamos incluso por debajo de Colombia y Brasil.
Esto no quiere decir que las mexicanas trabajen menos que las mujeres de otras naciones. Lo que esto indica, es que realizan labores que no son remuneradas, como el trabajo doméstico y el cuidado de niños y adultos mayores.
Ese es un importante factor de desequilibrio en la sociedad actual: las mujeres siguen encargándose de casi la totalidad de estas actividades (90%) y ya son casi la mitad de la fuerza laboral remunerada. Como resultado, muchas trabajan doble jornada, sin que eso sea siquiera reconocido.
El que haya más mujeres participando en la economía formal tiene ventajas para todos. El Instituto Mexicano para la Competitividad ha estimado que, si nuestra participación aumentara, el PIB crecería 6.9 billones en los próximos diez años. Estamos hablando de un crecimiento del Producto Interno Bruto de 3.7%, algo que no nos hemos ni acercado en los años recientes.
Para lograrlo, se requiere de estrategias que se han implementado con éxito en otras latitudes. La principal es que exista un sistema de cuidados infantiles eficiente y confiable que reciba a los hijos de las madres trabajadoras.
Por otro lado, hay que reducir la brecha salarial y la discriminación de género. No podemos seguir trabajando más y ganando menos. Tampoco podemos seguir sin acceder a los cargos directivos. Así mismo, urge dignificar el trabajo que hacen las mujeres, para que dejen de ser las más afectadas por explotación y la pobreza.
Muchas familias han podido mejorar su realidad gracias a que cuentan con dos salarios en lugar de uno. Es un logro de las mujeres trabajadoras a las que ya urge tomar en cuenta. Urgen también políticas públicas que arropen a las mujeres jefas de familia, que solas sacan adelante el hogar.
La administración de Claudia Sheinbaum inicia con retos inmensos en el ámbito económico. El potencial de crecimiento que trae consigo la inclusión plena de las mujeres a la vida laboral remunerada, puede ser parte de la solución a esos retos. Es, además, una deuda pendiente con muchas mexicanas.
México se venía quedando atrás con respecto a otros países en términos de paridad de género. Hoy que nos gobierna una mujer, veremos si cambia esa tendencia.
@PaolaRojas