Hoy inicia el segundo mandato de Donald Trump y hay mucho que decir al respecto. De entrada, se prevé que en este primer día firme alrededor de veinte órdenes ejecutivas, algunas de ellas con impacto directo para la migración.
Ha sido enfático en su intención de revertir las políticas “laxas” de la administración Biden para poder iniciar con las deportaciones masivas. “En el día 1, lanzaré el programa de deportación más grande en la historia de Estados Unidos para sacar a los criminales. Rescataré cada ciudad y pueblo que ha sido invadido y conquistado, y pondremos a estos criminales viciosos y sedientos de sangre en la cárcel, luego los sacaremos de nuestro país lo más rápido posible”.
El temor a ser deportados o llevados a centros de detención (que son prácticamente prisiones), ha llevado a muchos migrantes a dejar voluntariamente ese país. Sin embargo, la amenaza de deportar a más de once millones de personas no puede cumplirse en un lapso tan corto. De entrada, no cuentan con los recursos logísticos y humanos para hacerlo. El personal burocrático no es suficiente para arrestar, enjuiciar y sacar del país a tanta gente.
Además, ejecutarlo tendría un costo altísimo. El Consejo Americano de Inmigración ha estimado que deportar a un millón de personas por año, requeriría de un presupuesto de 88 mil millones de dólares anuales. Por otro lado, están las pérdidas económicas que generaría el dejar de contar con una fuerza de trabajo tan barata y eficiente.
Los inmigrantes indocumentados son los que levantan las cosechas, limpian las casas, ensamblan en las maquilas y, seguramente, serán quienes reconstruyan California luego de los devastadores incendios. Sin ellos, no se explica buena parte del auge económico que Estados Unidos ha tenido por décadas y la comodidad con la que viven muchos de sus habitantes.
Trump también ha anticipado que en este segundo periodo habrá una profundización del proteccionismo económico. Ya en su paso anterior por la Casa Blanca impulsó medidas que impactaron al acero y al sector automotriz, pero esta vez ha advertido que impondrá aranceles a los productos importados desde Canadá y México.
Para colmo, se prevé que los temas económicos se mezclen con los asuntos migratorios y los de seguridad, por lo que el reto para México puede ser mayúsculo. Por ejemplo, la posible designación de los cárteles de las drogas como organizaciones terroristas, puede ahuyentar muchas inversiones de este lado de la frontera.
Sin embargo, mucho de lo que ha dicho podría quedarse solo en el discurso. Imponer aranceles, por ejemplo, generaría un alza de precios importante. Seguramente no le entusiasma iniciar su mandato detonando inflación y afectando el consumo.
La principal razón que llevó a Trump de regreso a la presidencia, es que lo consideran una mejor apuesta económica. Desde esa lógica, parece descabellado que impulse acciones que dañen el bolsillo de los estadounidenses. Pero todo puede suceder. La moneda está en el aire, lo mismo que el peso mexicano, los mercados y las inversiones en nuestro país.
@PaolaRojas