La crisis de salud que ha generado el consumo de fentanilo en Estados Unidos es, a la vez, una crisis económica y de seguridad para México. La cantidad de adictos y muertos allá es tal, que a nadie le resulta ajeno el problema. De este lado de la frontera, sufrimos la violencia creciente entre los grupos criminales que se disputan los territorios y las ganancias inmensas que genera el tráfico de esta droga.

Pero hay otro factor asociado al fentanilo que lastima hoy a nuestro país. Desde el poder se ha tejido con gran éxito un discurso que asocia a esta droga con los cárteles mexicanos y de paso con todas las personas que entran a Estados Unidos desde el sur: los criminales son inmigrantes, los inmigrantes son criminales. A partir de esta narrativa, se sugiere que las carencias económicas, las fallas en el sistema de salud, los adictos y los muertos son resultado del ingreso de indocumentados.

El tema sin duda es popular. El aplauso más sonoro y extenso que recibió el presidente Trump en su discurso de investidura, ocurrió luego de mencionar que declararía una crisis en su frontera sur y detendría el ingreso de ilegales. Para alguien que disfruta tanto de la notoriedad, este aplauso no pasa desapercibido. Seguramente serán muy publicitadas todas las detenciones, redadas y deportaciones que haga esta administración. Muy probablemente también se destacará con fuerza cada acto criminal cometido por algún inmigrante. Crecerán con ello el estigma y la discriminación.

Para colmo, sin haber aún solucionado la crisis de fentanilo, se vislumbra un nuevo reto aún más complejo. El mundo de las drogas es muy dinámico; cambia constantemente si surgen modas o si hay ajustes en los grupos criminales. En este caso, la Incautación de sustancias utilizadas para fabricar fentanilo, ha llevado a los cárteles a diversificar.

El mercado de sustancias ha dado la bienvenida a los nitacenos. Se trata de opioides sintéticos que son aún más adictivos y letales que el fentanilo. Según la DEA, esta droga se fabricó por primera vez en una empresa química suiza en 1950. La idea era usarlo como analgésico, pero no se consiguió el permiso de comercialización debido a lo adictiva que resulta. Y es que esta sustancia es hasta 900 veces más potente que la morfina.

La agencia de la ONU contra las drogas, detectó el primer nitoceno vendido clandestinamente en 2019. De entonces a la fecha, ha identificado al menos18 sustancias de esa misma familia en el mercado negro. Lamentablemente, el aumento de su uso hace temer el surgimiento de una nueva y mayor crisis de salud en la Unión Americana.

Con el fentanilo aún en expansión y este nuevo reto enfrente, no se vislumbra un panorama sencillo para las autoridades estadounidenses. Y ya sabemos cómo funciona esto de la demagogia: no se trata de solucionar, si no de encontrar culpables, y los inmigrantes son el chivo expiatorio perfecto. Vienen tiempos muy difíciles para los mexicanos que viven allá.

@PaolaRojas

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios