La violencia sexual contra las infancias traspasa las fronteras geográficas, culturales y económicas. De ahí que el 18 de noviembre de cada año, desde 2022, fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, como el Día Mundial para Prevenir la Explotación, los Abusos y la Violencia Sexuales contra los Niños y Promover la Sanación, con el objetivo de concienciar sobre la importancia de proteger a las personas menores de edad de estos graves delitos y promover la sanación de las víctimas. Por otro lado, en México, desde 2016, el 19 de noviembre se conmemorará el Día Nacional contra el Abuso Sexual Infantil.

Y es que la protección de la niñez y adolescencias debe ser una prioridad para todas las naciones; es necesario movilizar a la sociedad para tomar medidas efectivas que garanticen su seguridad y bienestar en todo el mundo.

La explotación y el abuso sexual infantil son problemas globales que afectan a millones de niñas y niños cada año. Según datos de la , aproximadamente 1 de cada 5 niñas y 1 de cada 13 niños han sufrido abuso sexual en algún momento de su infancia.

De acuerdo con un ), más de 370 millones de niñas y mujeres en todo el mundo han sufrido violaciones o abusos sexuales antes de los 18 años. Cuando se incluyen formas de violencia sexual sin contacto físico, como el abuso verbal o en línea, la cifra de niñas y mujeres afectadas en todo el mundo se eleva hasta los 650 millones.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y UNICEF señalan que la prevalencia del abuso sexual infantil sigue siendo alarmante en diversos países, entre los que se encuentra México liderando las cifras en el ámbito de la OCDE con más de 4.5 millones de personas menores de 18 años abusadas anualmente.

Es fundamental decir que las diferentes modalidades de este delito ocurren en los entornos familiares, en las comunidades, en las escuelas, en las calles, en el transporte y a través de internet. La niñez en situaciones de migración, desplazamiento, guerra y desastres naturales es especialmente vulnerable a la explotación y el abuso sexual.

El abuso sexual es una de las agresiones más severas contra la integridad física y psicológica de niñas, niños y adolescentes, ya que lesiona severamente su dignidad humana e impide su cabal desarrollo, debido al trauma y a sus consecuencias.

La Red por los Derechos de la Infancia en México señala que esta violencia se manifiesta de muchas formas, como abuso, hostigamiento, explotación, matrimonio infantil, turismo sexual o difusión de videos íntimos, entre otras.

En la mayoría de los casos, las niñas, niños y adolescentes no cuentan con las herramientas para identificar y/o expresar si son víctimas de violencia sexual y, a pesar de que se sienten incómodas, sufren y saben que algo está mal, no lo externan por miedo a los cambios o reacciones en su entorno.

Aunque este aberrante delito no distingue sexo, es innegable que tiene un alto componente de género, ya que las cifras apuntan a que las víctimas son mayoritariamente niñas y adolescentes, aunque la realidad es que ellos también son víctimas.

Tenemos ante nosotros un gran desafío, las personas adultas deben entender que las niñas y niños no se tocan, no se lastiman y no se violentan. Tenemos que enseñarles desde edades tempranas a no callar, pero, sobre todo, hay que otorgarles todos los medios a su alcance para romper el silencio y no sufrir en soledad el miedo y el horror, lo que implica garantizarles protección, asistencia, justicia y reparación integral del daño.

Emprendamos hoy mismo una cruzada desde casa, protegiendo y empoderando a nuestras hijas e hijos. Construyamos una nueva sociedad.

Activista social

@larapaola1

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