Antes de 2018 superar la pobreza para millones de mexicanas y mexicanos parecía un sueño imposible de hacerse realidad. Hoy sabemos que sí es posible, ejemplo de ello es que de acuerdo con los recientes informes del Banco Mundial, 11 millones de personas en México salieron de la pobreza entre 2018 y 2022, gracias al manejo responsable de la economía, la confianza de los inversionistas nacionales y extranjeros, la política de incremento salarial, la creación de empleos, y la fortaleza del peso mexicano.

A lo anterior habría que agregar que durante el primer trimestre de este año la pobreza laboral y la informalidad disminuyeron y, como acertadamente enfatizó la presidenta Claudia Sheinbaum, existen indicadores que reflejan optimismo y confianza en la economía mexicana.

La realidad es que el manejo responsable de las finanzas públicas y las acciones de los gobiernos de la Cuarta Transformación han generado condiciones favorables para detonar más y mejores inversiones en beneficio del bienestar de toda la población, basta con decir que la inversión pública y privada asciende a más de 200 mil millones de dólares en el marco del Plan México.

Además, conforme al análisis del Wall Street Journal, México se ha beneficiado del fenómeno del nearshoring, ya que cada vez más empresas estadounidenses trasladan su producción a nuestro país, lo cual ha fortalecido al peso y ha ampliado las oportunidades comerciales bilaterales.

A las acciones señaladas por el Banco Mundial debemos agregar otras que no debemos pasar por alto, ya que, en conjunto, han logrado reducir la brecha de la desigualdad y mejorar sustancialmente la calidad de vida millones de personas y familias.

Destacan, desde luego, los programas del bienestar que benefician a casi 24 millones de personas, así como los programas de vivienda social, los apoyos a las micro y pequeñas empresas, el impulso a la igualdad salarial entre mujeres y hombres, el programa nacional de cuidados y la apertura de nuevos espacios educativos e instituciones de educación media superior y superior.

La política salarial y los programas sociales han incrementado el consumo en el mercado interno, lo cual ha contribuido a impulsar el crecimiento económico, generar empleo y fomentar el desarrollo regional, contribuyendo a la estabilidad económica.

La recuperación del sector energético nacional ha sido fundamental para detonar la competitividad de México, garantizar tarifas justas a la población y avanzar hacia la soberanía energética. Asimismo, ha sido fundamental la rectoría del Estado en áreas estratégicas como el ferrocarril y el internet.

Atención especial merece la gestión hídrica que por primera vez en muchas décadas se asume como una verdadera política de Estado, cuyas decisiones descansan en fundamentos científicos y técnicos. Hoy la política de agua se alinea a la política de desarrollo, al principio de bienestar social y de prosperidad compartida; es una política de largo aliento que apunta a la soberanía hídrica y alimentaria para el crecimiento sostenible de México.

El agua es considerada un bien estratégico y esencial que tiene un papel fundamental en el desarrollo económico, la cohesión social y el bienestar de las familias. De ahí que el Plan Nacional Hídrico tiene como objetivo central garantizar el derecho humano al agua en cantidad y calidad suficiente, asegurar su sostenibilidad y manejo adecuado y responsable, lo que ha derivado acciones e inversiones gubernamentales inéditas.

Sacar de la pobreza a millones de mexicanas y mexicanos ha sido una tarea titánica, afortunadamente el camino a seguir está trazado.

Activista social. @larapaola1

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