De acuerdo con el reporte de pobreza publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), México registró un logro histórico: 13.41 millones de personas dejaron la pobreza entre 2018 y 2024.

En 2018, durante el último año del gobierno Enrique Peña Nieto había 51.9 millones de personas en pobreza. Para 2024, cuando Andrés Manuel López Obrador concluyó su mandato, 38.5 millones de personas estaban en dicha condición. Es decir, la población en pobreza disminuyó de 41.9% a 29.6%.

En 2018 había 8.7 millones de personas en pobreza extrema, lo que equivale a 7% de la población, para 2024 había 7 millones, es decir 5.3%. Lo que da cuenta de una reducción sostenida: 1.7 millones de personas pudieron dejar atrás dicha situación.

El presidente de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos señaló que se calcula que aproximadamente la mitad de la reducción en la pobreza se debe a los incrementos salariales. Lo que significa que de los 13.4 millones de personas que salieron de la pobreza, 6.64 fue debido a los incrementos al salario mínimo. Dicho cálculo considera los factores que usó en su momento el Coneval y ahora el Inegi para medir la pobreza multidimensional.

Como acertadamente precisó, el incremento al salario favorece el salario medio real e informal, ya que, si el mercado laboral incrementa el salario mínimo, entonces la gente abandona la informalidad para ir hacia la formalidad, lo que se denomina como efecto faro. Además, el incremento salarial repercute positivamente en los ingresos de las personas y en los indicadores de carencia social. Paralelamente, debemos considerar que, acciones como la regulación del outsourcing han mejorado la economía de miles de personas trabajadoras.

El esfuerzo del Gobierno de México a través de los Programas para el Bienestar ha sido fundamental, es innegable que han sido estratégicos para mejorar la calidad de vida de las personas. Hoy 82 por ciento de las familias mexicanas los reciben de manera directa y sin intermediarios. De ahí que el avance ha sido inédito y sumamente significativo.

Durante el foro Nuevas perspectivas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible sobre pobreza y desigualdad, realizado hace unos días en el Senado de la República, el coordinador residente de la ONU en México, Peter Grohmann, señaló que nuestro país ha mostrado que la condicionalidad entre desarrollo económico y reducción de la pobreza no es tan fuerte, y que con estrategias acertadas se puede bajar el número de pobres, aun con pandemia. Por su parte, Samuel Freije, economista para América Latina del Banco Mundial, enfatizó como prioridades la ampliación de las oportunidades laborales para mujeres y jóvenes, la expansión del empleo formal y la atención al sector agrícola, donde se concentran las vulnerabilidades.

La reducción de la pobreza no solamente favorece a quienes abandonan dicha condición, sino a todo el país, pues a mayores ingresos más demanda de productos y servicios, lo cual fortalece al mercado interno y otorga mayor certeza a los inversionistas nacionales y extranjeros, dinamizando así la economía nacional.

Es claro que las políticas de austeridad y recaudación fiscal están funcionando, por eso hay recursos para repartirlos con equidad a través de los Programas para el Bienestar. Es evidente que el Plan México es la estrategia correcta porque resulta en más empleo, más infraestructura, más posibilidades de negocio, más desarrollo, más educación, más ciencia, más tecnología y más turismo. La justicia distributiva es un principio económico y un valor del Gobierno Federal.

Activista social. @larapaola1

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios