Hace un par de días celebramos el Día Internacional de la Juventud, el lema establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para este año es: “Acciones juveniles locales por los Objetivos del Desarrollo Sostenible y más allá”, que impulsa acciones en ambos sentidos. Por un lado, destaca el papel fundamental de las juventudes para convertir las ambiciones globales en realidades impulsadas desde su comunidad, y por el otro, destaca el papel esencial de los gobiernos locales y regionales, ya que al ser los más cercanos a las comunidades están en una posición privilegiada para crear entornos políticos inclusivos, asignar recursos y establecer mecanismos para la participación juvenil en la planificación y toma de decisiones.

Afortunadamente las juventudes mexicanas están presentes como una prioridad del Estado, tanto en los hechos como en el discurso. Refiero el discurso porque la narrativa sí importa, las palabras tienen poder, empoderan, discriminan, procuran respeto o denostación; las palabras anteceden a las acciones o las confirman. ¿Cómo olvidar el oprobioso mote de ninis para responsabilizarles de las omisiones gubernamentales?

En el segundo piso de la Cuarta Transformación que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, la educación tiene la más alta prioridad, porque las y los jóvenes son el presente y el futuro de México.

Más de cuatro millones de jóvenes tienen beca en educación media superior, para que no tengan que abandonar sus estudios por necesidad económica y cada vez hay más espacios en el bachillerato, porque tener un lugar para estudiar es un derecho. Más de 400 mil universitarios de escasos recursos reciben una beca, porque saber no es un privilegio.

Jóvenes Construyendo el Futuro ha brindado apoyo a más de 3 millones de jóvenes entre 18 y 29 años de edad a través de capacitación en diferentes centros de trabajo, una beca mensual equivalente al salario mínimo y seguro médico. Un programa sin duda exitoso, que ha permitido que 8 de cada 10 personas encuentren un buen presente y un mejor futuro: 7 por medio de un empleo y una retomando sus estudios. Además, 60% de las personas becarias son mujeres, lo que reafirma el compromiso con la igualdad sustantiva.

Aprovechar la creatividad, talento y energía de las juventudes es un compromiso y una obligación moral. Si en verdad queremos transformar de fondo la realidad, entonces, tenemos que incorporarles a todos los beneficios del desarrollo y asegurar que se inserten con éxito en la dinámica del mundo globalizado.

Ellas y ellos están llamados a convertirse en las y los líderes que necesita México para construir un país más amable, habitable, equitativo, justo y próspero. Reconocer a las juventudes como actores clave del desarrollo sostenible y la gobernanza participativa es tener la certeza de que vamos por la ruta correcta.

Las y los jóvenes serán quienes fortalezcan y den continuidad al Plan México, quienes hagan de nuestro país una potencia tecnológica, aceleren el proceso de digitalización y propicien grandes cambios a nivel nacional, estatal y municipal. Serán quienes en el deporte, las artes y la ciencia continúen poniendo el nombre de nuestra Nación en alto.

La adecuada gestión de los recursos hídricos, el respeto al medio ambiente, el cuidado a los animales y la solidaridad social son valores presentes en las nuevas generaciones. Su diversidad, resiliencia, entusiasmo y esperanza son el motor de México.

Hoy 30.4 millones de jóvenes sí tienen oportunidades y nosotros tenemos 30.4 millones de razones para consolidar el proyecto de nación que se merecen.

Activista social

@larapaola1

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios