Finalmente, se aplicaron los aranceles el 4 de marzo, a pesar de que el Secretario de Comercio Howard Lutnick había advertido el lunes pasado que se podría llegar a un punto intermedio, aludiendo a que el porcentaje sería menor y no en todos los productos. Ayer mismo el funcionario anunció que el miércoles por la tarde el presidente Donald Trump presentaría un plan que podría levantar la aplicación generalizada de aranceles de 25 por ciento a las importaciones de México y Canadá para concentrarse en ciertas categorías de productos. La noticia de inmediato ocasionó que el tipo de cambio pasara de 20.63 a 20.37 por la mañana. Posteriormente, llegó el anuncio de que se pospuso al 2 de abril la aplicación para la industria automotriz por gestión de las tres grandes armadoras estadounidenses.
La estrategia de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo (CSP) de no responder de inmediato con represalias, abrió un espacio de negociación para una posible llamada telefónica este jueves; aunque amagó con que anunciaría medidas arancelarias y no arancelarias en una asamblea informativa el domingo, que nos recuerda los viejos tiempos del corporativismo del PRI y sus llamados a la unidad nacional, que sólo congregará a los militantes de la 4T.
Lutnick lo dejó muy claro desde el lunes. Reiteró que los aranceles se están aplicando fuera del ámbito comercial por el tema del fentanilo y la migración. El comunicado del anuncio de los aranceles y el discurso del presidente Donald Trump en su informe al Congreso se enfatizó en la complicidad del gobierno mexicano con el narcotráfico al permitir que opere libremente y controle amplias regiones del país. Sin embargo, Lutnick ha señalado que otra preocupación corre por la vía comercial y se refiere a cómo reducir el amplio déficit que tiene Estados Unidos (EU) con México.
Se ha recomendado que México debería imponer aranceles en ciertos productos con un efecto sensible en estados republicanos como se hizo en 2018, cuando EU aplicó aranceles al acero y aluminio, lo que obligó a levantarlos posteriormente. En aquel entonces estaban en puertas las elecciones intermedias y la medida fue bastante efectiva; pero, ahora en 2025 no sería el caso, además el discurso proteccionista es muy dominante en EU e incluso respaldado por un sector amplio de los demócratas. De hacerlo, EU redoblaría el castigo y se elevaría el nivel del conflicto resultando más perjudicial la reacción. Esto no es una especulación, Trump ya advirtió que lo hará.
Dentro del oficialismo hay enojo. Se cooperó entregando a 29 altos capos, enviando 10 mil efectivos a la frontera, las incautaciones de fentanilo se han incrementado, etc. y de todos modos se aplicaron los aranceles; por lo que la tentación de que se imponga una línea dura y más radical es amplia. Hagamos lo que hagamos, nunca será suficiente, vean la respuesta que le dio Trump a Trudeau ayer. De “cabeza fría” se pasaría a actuar con aplomo por una postura nacionalista.
El costo de una guerra comercial para México es elevado. Los estudios hechos por diversos organismos señalan que nuestro país es el más vulnerable. Una caída del PIB de 4% este año no sería extraña en una economía estancada que da visos de recesión, a pesar de que los pronósticos más recientes la ubican cercano a cero, pero con variación positiva. La advertencia de que EU se está dando un balazo en el pie y que generarán más inflación, lo tiene sin cuidado. Lutnick reconoció que sólo sería un efecto menor en el corto plazo.
La situación resulta desconcertante y preocupante. En la guerra comercial con China se pensaba que México podría ser un aliado de EU y no que el combate sería contra nosotros. En esta fragmentación de la economía mundial la apuesta de la relocalización de inversiones hacia México (nearshoring) daría un fuerte impulso a la inversión extranjera y al dinamismo de la economía apoyados en el T-MEC. Esto se viene abajo y obliga a repensar la política económica para 2025.
Ante el cierre de opciones con EU, resurgen las opiniones de acercarnos a los BRICs, sobre todo ahora que hay un replanteamiento con Rusia por parte de Trump. Esto le daría más argumentos a los sectores conservadores en EU que consideran a México como un socio no confiable y complicaría más las cosas.
Entonces, ¿qué hacemos? Nada, dejar que los problemas que está ocasionando la administración Trump en su país se agraven, y que ello lo obligue a reconsiderar decisiones y posturas. Jorge Castañeda en su columna lo aludió ayer, coincido con él, aunque siempre queda la inquietud de ¡hay que hacer algo, no seamos timoratos! Seguirle dando argumentos a alguien sobre los beneficios del libre comercio, cuando cree que es negativo para su país, no sólo es una pérdida de tiempo, sino un despropósito.
Quienes pensaban que Trump se moderaría en el poder y que actuaría como un empresario racional, comienzan a aceptar que es un personaje delirante, que ni siquiera reconoce lo que dijo. Por ejemplo, cuando fue cuestionado sobre si Volodímir Zelenski era un dictador y después lo negó. El mandatario norteamericano nos recuerda a emperadores romanos que se volvieron locos con el poder y causaron un gran daño ocasionando la declinación de ese imperio.
México debe ampliar posibilidades de libre comercio con Canadá, Europa, Corea del Sur, etc. zafarse de esta guerra comercial, y menos con un aliado que se ha vuelto su enemigo, resultaría ahora la mejor alternativa. Al mismo tiempo debe fortalecer su mercado interno, preparar una reforma fiscal que no tenga un espíritu recaudatorio, reconociendo que el golpe en el corto plazo será brutal, resolver el tema de la inseguridad y violencia, revirtiendo la militarización que impulsó la pasada administración, serían pasos correctos. Estos son buenos deseos míos y sé que no van a suceder. El nacional populismo de derecha y de izquierda nos tiene acorralados, hay que buscar otras opciones.
Adenda
1. La inflación al consumidor y al productor de febrero se anuncian mañana, habrá que estar atentos.
2. Si alguien cree que Putin se va a conformar con ganar la guerra de Ucrania no ha entendido nada. El retiro del apoyo de EU está inclinando la balanza.
3. Y los diputados también aprobaron posponer hasta 2030, la prohibición del nepotismo. En realidad, lo que más le importaba a CSP era que pasara la propuesta de no reelección de legisladores. Lo del nepotismo terminó siendo una cortina de humo mediática.
Catedrático de la EST-IPN y de la Universidad de la Libertad.