La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es un organismo internacional del que México es miembro desde 1994. Su objetivo es “promover políticas que favorezcan la prosperidad, la igualdad, las oportunidades y el bienestar para todas las personas”. Periódicamente, realiza estudios de los países miembros, en los que se examina la situación económica y se hacen recomendaciones.
El lunes pasado se difundió ‘Estudios económicos de la OCDE: México’, documento realizado a finales del año pasado, por lo que alguna información sólo contempla estimaciones de cierre. El anterior se publicó en mayo de 2019 y, por ende, ya se realiza una evaluación de la política económica y social del actual gobierno. Se puede consultar en línea en la página web del organismo.
El gobierno mexicano ya conocía desde diciembre pasado la versión aprobada por el Comité encargado de ello. Si bien en el boletín de prensa se destaca que “México tiene un gran potencial para convertirse en una economía de alto crecimiento, con altos niveles de vida para todos. Para convertir esta oportunidad en una realidad, es necesaria una agenda ambiciosa e integral de reformas”, y se reconocen algunos avances como en la regulación del mercado laboral y de pensiones, los principales hallazgos y recomendaciones se contraponen al discurso y políticas oficiales.
Mientras que el PIB real, considerando 2019-T4 = 100, ya superó en la OCDE el nivel que tenía previo a la pandemia en 2021-T3, el de México apenas lo alcanzaría en 2022-T3, a pesar de que se supone que en 2021 creció 5.3%, cuando las estimaciones oportunas registraron 4.8%. Se prevé un crecimiento de 2.3% para este año y eso fue lo que los medios destacaron.
Las exportaciones manufactureras se recuperaron rápidamente, gracias al impulso de la economía de Estados Unidos (EU), pero se muestra recientemente un debilitamiento de las automotrices, sensibles a las cadenas de suministros, pero también a renegociaciones pendientes sobre las reglas de origen en el marco del T-MEC. Destaca que el sector manufacturero, integrado a las cadenas mundiales de valor, fue el que lidereó la recuperación económica.
Ante el fuerte repunte de la inflación, la OCDE recomienda que las tasas de interés del banco central aumenten gradualmente, pero reconoce que, con el riesgo de una escalada de precios, se pudieran acelerar las alzas si las expectativas a largo plazo comienzan a aumentar.
En lo que se refiere a la perspectiva de la deuda pública, plantea tres escenarios: que se mantenga la política actual, con lo que como porcentaje del PIB no supera 60% en 2050; otro negativo, que se acerca a 80%, y uno optimista con reforma fiscal, en el que baja a 30%. A pesar de los esfuerzos por mantener la disciplina fiscal, considera que “para atender las necesidades crecientes de gasto, sin renunciar al compromiso de sostenibilidad de la deuda, sería necesario aumentar los ingresos tributarios.”
Se destaca que en el comparativo mundial, el gasto público como proporción del PIB es de los más bajos del mundo. En 2020 no llegaba siguiera a 30% y dentro de la OCDE sólo superaba a Chile, Irlanda y Corea. En contrapartida, en los ingresos tributarios, era el más bajo, sólo 16% del PIB, por lo que hace hincapié en que hay espacios para ampliarlos, y también destacó que los impuestos a la propiedad (predial), vehicular (tenencias) y ambientales están subutilizados.
Se considera que una reforma fiscal sería necesaria, puesto que “la capacidad de aplicar políticas fiscales anticíclicas y prestar apoyo a la economía en fases de recesión es limitada.” Se explica por qué la política fiscal es procíclica por sus reglas. Propone mejorar el marco fiscal, aunque se implemente en el mediano plazo, lo que impulsaría la confianza. Sin embargo, es un aspecto que se ha venido posponiendo, porque implica un elevado costo político. Por ejemplo, el descontento social que la iniciativa tributaria generó en Colombia el año pasado muestra que, si ello no se realiza considerando un pacto social, como lo sugirió la Cepal en su Panorama Social 2021, no será viable.
La OCDE llama a reactivar la inversión e impulsar la productividad para que México pueda crecer a mayores tasas. Para mostrar ello, destaca algunos indicadores:
El índice de PIB real per cápita ajustado a la PPA de 2000 = 100 de México en 2020 estaba al mismo nivel de 20 años atrás, mientras que Asia, Chile y Costa Rica registraron una tendencia creciente, a pesar de la caída en 2020, por la crisis ocasionada por la pandemia. La inversión, representada por la formación bruta de capital fijo ha sido débil y se reduce drásticamente desde el primer trimestre de 2019. La productividad medida por el PIB per cápita en dólares, ajustado a la PPA en 2020, es de las más bajas y sólo superior a la de Colombia, Brasil y China. La informalidad alcanzaba 55%, siendo de las más elevadas de Latinoamérica, y destacan que tanto es causa como consecuencia de la baja productividad. Además, la baja tasa de participación laboral femenina (45%).
Entre los hallazgos que la OCDE señala como riesgos potenciales para la economía mexicana destacan:
-El apoyo a Pemex ha aumentado hasta el 1% del PIB. A pesar de los nuevos planes estratégicos, sigue siendo una amenaza importante para el riesgo soberano.
-La revocación de reformas y cambios regulatorios previstos en los mercados de la electricidad y el petróleo aumentan la incertidumbre y merman la confianza de los inversores.
-El acceso a financiamiento por parte de empresas y particulares es escaso. El crédito a las Pymes se dificulta por márgenes de intermediación elevados y asimetrías de información.
-La percepción de corrupción ha disminuido, pero sigue siendo más alta que en países vecinos. Se ha reforzado el conjunto de herramientas para luchar contra ésta, pero su aplicación tiene rezagos.
-La competencia ha sido débil en sectores clave de la economía y unas pocas empresas suelen tener posiciones dominantes en los mercados.
Si bien el organismo reconoce que las políticas macroeconómicas han sido adecuadas en lo general, hace un llamado a seguirlas mejorando. En este sentido, el gobierno mexicano podría adoptar tres actitudes: hacer creer a la opinión pública que se respalda lo realizado; reaccionar rechazando las recomendaciones, haciendo alusión a que están hechas con un enfoque neoliberal, o simplemente ignorarlas olímpicamente.
Para concluir, se hacen algunas propuestas para mejorar la igualdad de oportunidades: instaurar un sistema federal de seguro de desempleo, poner en marcha programas destinados a reincorporar a la escuela a alumnos que la abandonaron durante la pandemia, y establecer una red de guarderías, dando prioridad a los hogares con bajos ingresos. Cabe comentar que tienen impacto presupuestario. Para reforzar el crecimiento verde, se hacen varias recomendaciones, pero contravienen la política energética. Obviamente, por brevedad de espacio, sólo me referí a algunos aspectos.
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