El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá ( T-MEC ) entró en vigor el 1 de julio de 2020. Fue firmado por los mandatarios de los tres países en Buenos Aires, Argentina, a finales de noviembre de 2018. Cabe recordar que las negociaciones se suspendieron en abril de ese año, y previamente los representantes de la industria automotriz habían protestado porque manifestaban que el gobierno mexicano había cedido demasiado en las modificaciones de las reglas de origen. EL UNIVERSAL fue de los pocos medios que le dio seguimiento al tema, por cierto.
Se reanudaron en julio, ya con la participación de Jesús Seade, como representante del gobierno electo, quien tomó el control de la negociación a partir de la buena relación que tenía con Robert Lighthizer, titular de la Oficina del Representante Comercial de EU (USTR, en inglés). Estos personajes destrabaron los temas en conflicto y para finales de agosto ya había un acuerdo en principio entre Estados Unidos (EU) y México, al punto de que se amenazó con dejar fuera a Canadá. El gobierno de Justin Trudeau no se intimidó y firmó el tratado con las reservas sobre ciertos puntos que le eran sensibles, en contraste con México.
La administración Trump aprovechó la transición de gobierno de su vecino del sur para obtener más concesiones. En ese tiempo, prevalecía la idea de que más valía un mal acuerdo que un buen pleito, y en su defecto se recurriría a los criterios de la Organización Mundial de Comercio (OMC), en particular en los casos de la industria automotriz, por lo que sólo se pagarían aranceles de 2.5%. No dejaba de sorprender la ingenuidad de los funcionarios mexicanos, como si EU fuese a aceptar las disposiciones de la OMC, cuando en ese momento ya les estaba aplicando fuertes aranceles a varios países.
Con las elecciones intermedias en noviembre de 2018, los demócratas tomaron el control de la Cámara de Representantes. Nancy Pelosi mandó el mensaje de que el Congreso no aprobaría el T-MEC si no se incorporaban dentro del texto Adendas sobre temas ambientales, laborales, entre otros rubros. De esta forma, se reabrieron las negociaciones con el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y se delegó todo el asunto en Seade, quien sigue teniendo una enorme influencia en el mandatario, según lo ha dejado entrever en las mañaneras.
Con este resumen recapitulamos que tanto el gobierno anterior como el actual apostaron al T-MEC, porque muchas inversiones extranjeras estaban suspendidas o postergadas dependiendo de cómo quedaran las reglas del juego. Esta incertidumbre fue en parte responsable de la caída de la inversión total desde 2018. Es importante recordarlo, porque parece que ya se olvidó el asunto.
El T-MEC en operación ha resultado más complicado de lo que se esperaba. Se han ido acumulando una serie de demandas laborales y ambientales, pero la que más pesa es la de la industria automotriz, porque las exportaciones representan alrededor de 30% del valor total. A principios de año se abrió un panel de controversias sobre la interpretación de las reglas de origen, a lo que se sumó el reclamo por los subsidios a los autos eléctricos que está promoviendo la administración Biden, y que los congresistas ya están presentando iniciativas con carácter de ley en estos días.
A raíz de la acusación formal de la USTR al gobierno mexicano por violar supuestamente cuatro artículos del T-MEC, solicitando formalmente el 20 de julio a la Secretaría de Economía el inicio de consultas, a la que se sumó el gobierno de Canadá; el presidente mexicano ha reiterado que no se violó el T-MEC porque el Capítulo 8 permite hacer modificaciones a nuestras leyes. Lo paradójico del asunto es que lo que está en disputa son otros aspectos. Ricardo Ramírez Hernández ya lo explicó muy bien en estas páginas el pasado 24 de julio. Sin embargo, lo que no deja de sorprender, es que incluso analistas serios sigan la línea de argumentación del gobierno y crean que se está discutiendo dicho capítulo.
El presidente mexicano ha insistido en el tema y comentó que le envió una carta al presidente Joe Biden explicándole el punto. Reiteró que dará una respuesta política en defensa de la soberanía nacional el 16 de septiembre. Una encuesta divulgada por El Financiero muestra que el mandatario es respaldado en esta postura y sin duda le dará dividendos electorales. Pero imitar actitudes como la de Trump que amenazaba a México con aplicar aranceles si no modificaba su política migratoria, no me parece una buena idea.
Parece que se nos olvida que Biden está siendo objeto de una enorme presión política, incluso dentro de su partido, donde los sectores ligados a los ambientalistas y sindicatos están presionando para que se tenga una postura mucho más firme con México, sobre todo en lo que respecta a aspectos ligados a la protección de inversiones, cambio ambiental y a desestimular el uso de energías fósiles.
En el tema energético, se da por descontado que, en el plazo de 30 días, las autoridades de comercio de los socios del T-MEC no van a llegar a ningún arreglo por lo que en agosto iniciarán los paneles de controversias. Lo más probable es que EU imponga aranceles compensatorios, en productos que son importantes a México, como aguacate, jitomate, pero también en algunos manufacturados. Esto puede reducir el valor de nuestras exportaciones y generar una ola de “consuma lo Hecho en México”, que reducirá el potencial de crecimiento.
Antes del 1 de enero de 1994, el comercio entre EU y México se establecía a través de un Sistema Generalizado de Preferencias, que implicaba realizar un complicado esquema de negociaciones cada año y les restaba certidumbre a los productores que exportaban. Canadá y EU ya tenían su tratado bilateral desde 1989. ¿Realmente queremos regresar a esa etapa?
ADENDA
1) El Comité de Fechado de Ciclos de la Economía Mexicana ( CFCEM ) anunció que se han tenido seis recesiones desde 1980. Se destacan varias cuestiones: el retraso en el anuncio, puesto que este grupo quedó constituido el 3 de febrero de 2021, luego de dos años previos de trabajo del grupo promotor; que se hayan modificado las fechas que previamente había establecido Inegi; y que finalmente ya sabemos cuándo comenzó y concluyó la última recesión. Sin duda, el tema amerita un análisis más a fondo.
2) Las comparaciones son odiosas, pero necesarias. Turquía inauguró un aeropuerto en 2019 en Estambul, que tiene proyectado recibir 200 millones de pasajeros en el largo plazo; el NAICM (Texcoco) estaba proyectado para recibir 160, contar con 6 pistas y convertirlo en un Hub internacional. El AIFA con cuatro pistas alcanzará los 60 millones, pero cuando esté operando plenamente impedirá el funcionamiento simultáneo con el AICM. Eso ya lo advirtió Mitre entre otros. A la larga, el AIFA podrá funcionar eficientemente, pero no era la mejor opción complementando lo que mencioné la semana pasada.
3) Si algo ha demostrado Pelosi con su viaje a Taiwán, es que no se deja amedrentar por una potencia tan poderosa como China, a pesar de la oposición de Biden para que lo realizara.
4) Si se compara el índice coincidente con el adelantado como lo hace una gráfica del Sistema de Indicadores Cíclicos, se observa que cuando el adelantado cruza con fuerza al otro, ha sido una señal de que habrá a futuro una recesión.
5) No cabe duda de que el gobierno le ha invertido muchos recursos al Pacic (574 mil 624 mdp) y que el grueso se lo llevan los subsidios a la gasolina y a la electricidad doméstica, pero ello no ha impedido que la inflación general y, sobre todo la subyacente, sigan subiendo.
Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, planes para el fin de semana, Qatar 2022 y muchas opciones más.
Email: pabloail@yahoo.com.mx